Los acordes de “Mackie Navaja” nos introducen en un ambiente de cabaret, pero también de gansters. Y, enseguida, las palabras del maestro Bertolt Brecht nos remueven en nuestro asiento: No acepten lo habitual como una cosa natural, pues en tiempos de desorden, de confusión organizada, de arbitrariedad, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar. En el escenario, nueve sillas, un piano, textos por aquí y por allá y un grupo de actores y actrices que leen y cantan textos de Brecht que contienen verdades como puños.

El propósito de este grupo actoral es, como ya hicieran con Wesker y Chéjov, despertar las ganas de leer más de este grande del teatro universal y aprender de sus textos, hoy tan necesarios o más que cuando fueron escritos.

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