Siglas y acrónimos: reglas de escritura (1)
autoría: Urtzi Barrenetxea Iparragirre,
La presencia de siglas es cada vez más habitual en todo género de textos, ya que se adaptan oportunamente a los patrones de redacción actuales debido a su capacidad para abreviar expresiones complejas. Mediante estas abreviaciones gráficas podemos confeccionar contenidos más breves y evitar molestas repeticiones de conceptos o entidades.
A modo de definición breve, diremos que las siglas son signos lingüísticos formados por la letra inicial de las palabras que integran una expresión. Cabe matizar esta definición, ya que realmente las siglas se constituyen al yuxtaponer únicamente las palabras con carga semántica que componen la expresión; de modo que se componen con la primera letra de los sustantivos y adjetivos (en ocasiones, adverbios), y, al mismo tiempo, se omiten los elementos gramaticales que carecen de contenido léxico (tales como artículos, conjunciones o preposiciones): UPV (por Universidad del País Vasco).
Uso eficiente
Para que resulten eficientes desde un punto de vista comunicativo, conviene utilizar las siglas de un modo prudente. Al respecto, debemos tener claro que, en ocasiones, según el tipo de texto o del perfil de la persona receptora, las siglas pueden obstaculizar la comprensión del contenido, debido principalmente al desconocimiento de la expresión abreviada.
Si consideramos que en un contexto determinado no queda claro el significado de una sigla, conviene facilitar claves de interpretación que eviten confusiones o interpretaciones erróneas. Para ello, se reseña, junto a la sigla, la expresión completa representada. Este mecanismo de mejora de la comprensión del texto puede realizarse de dos modos:
- Indicando la expresión entre paréntesis: ASLE (Agrupación de sociedades laborales de Euskadi).
- Ubicando la sigla entre paréntesis: Agrupación de sociedades laborales de Euskadi (ASLE)
Ante la presencia redundante de una misma sigla, podemos añadir la expresión en adelante u otra equivalente para no repetir la misma fórmula a lo largo del texto: Ejemplo: Agrupación de sociedades laborales de Euskadi (en adelante, ASLE).
En el caso de siglas en otro idioma, conviene traducirlas o señalar su significado:
- La iniciativa de la SEPA (Zona Única de Pagos en Euros) está liderada por el sector bancario.
- La BDE (Bundesverband der Deutschen Entsorgungswirtschaft, asociación patronal e industrial alemana para la gestión de residuos) ha efectuado diversos cambios en los objetivos de este año.
Lectura de las siglas
Según el patrón de lectura, podemos distinguir do tipos de siglas:
- Siglas deletreadas: las que se leen letra por letra (DNA, TSJCE…)[1].
- Siglas silabeadas: las que se leen de modo secuencial, como cualquier palabra (AENOR, IVA...)[2].
Este segundo tipo de siglas se conocen también como acrónimos. Cabe decir que, además de una dicción distinta, los acrónimos presentan una serie de diferencias ortográficas respecto a las siglas.
Acrónimo, un tipo especial de sigla
Como hemos señalado, los acrónimos son siglas que se leen de forma secuencial (IVAP, ONU…). Cada vez es más frecuente la presencia de este tipo de signos que, con la intención de facilitar la lectura silábica normal, se constituyen de forma que no cumplen los criterios de yuxtaposición de elementos fijados para las siglas. Dicho de otra manera, hoy en día cada vez son más habituales las siglas que van más allá de la combinación de letras iniciales de cada palabra con carga semántica, y se forman a partir de otro tipo de composiciones.
Estas son algunas de las principales tendencias a la hora de formar acrónimos:
- Formación con más de una letra de alguno de los componentes de la expresión: Mercosur, Fundéu...
- Incorporación de elementos gramaticales que carecen de contenido léxico (especialmente, preposiciones): ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), sonar (sound navigation and ranging).
- Unión de elementos de dos o más palabras, constituidas por el principio de la primera y el final de la última: ofimática (oficina informática), Brexit (Britain exit).
En el caso de los acrónimos, se da un proceso de literalización mediante el cual estos elementos se van asimilando en el sistema morfológico, lo que significa que se van convirtiendo en palabras a todos los efectos. La consecuencia más evidente de este proceso es que los acrónimos no cumplen la regla de ser redactados íntegramente en letras mayúsculas. Al pasar a considerarse palabras, los acrónimos lexicalizados se escriben de dos modos, según el tipo de nombre:
- Mayúscula inicial (nombres propios): Unesco[3], Renfe.
- Minúscula (palabras comunes): opa, uci, laser.
Debido al carácter diacrónico del proceso de literalización, es frecuente la convivencia de las dos formas de escritura de los acrónimos:
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[1] Entran en esta categoría las siglas que integran cifras o signos en su composición: MP3, I+D. En estos casos, no es obligatorio utilizar el guion para separar los elementos: 3D, G8…
[2] En ciertas siglas se combinan los dos patrones de lectura, de modo que un segmento se lee de forma secuencial y otro se deletrea: CD-ROM, CSIC.
[3] De acuerdo con la Ortografía de la RAE, los acrónimos que son un nombre propio y tienen más de cuatro letras pueden escribirse solo con la primera en mayúscula. Especialmente cuando se ha perdido la referencia de su desarrollo completo. https://www.fundeu.es/recomendacion/unesco-2/.