Extensión - complemento

Las extensiones son complementos de los diferentes softwares que podemos utilizar, añadiendo a dichos programas alguna característica adicional de la que no disponen originalmente. Por ejemplo, los navegadores sirven para visitar páginas de Internet y, gracias a las extensiones, también nos permiten, entre otras muchas cosas, personalizar dicha navegación, bloquear elementos como anuncios, tomar anotaciones o, incluso, aumentar nuestra privacidad y seguridad. En algunos programas, dichas extensiones también se conocen por los términos plug-in o add-on. Estos complementos pueden resultar muy útiles, aunque su utilización no está exenta de riesgos, por lo que debemos asegurarnos de obtenerlos desde las tiendas oficiales o desde la página del desarrollador. No obstante también tienen riesgos asociados, principalmente por los permisos que necesitan estos complementos para su correcto funcionamiento, que pueden llegar a ser excesivos. Por ejemplo, puede que uno se haga actualizaciones automáticas sin interacción por parte del usuario.

La instalación de complementos para software suele ir acompañada de un archivo ejecutable como si de un programa se tratase. Su desinstalación pasaría por acceder a la configuración de nuestro sistema operativo y proceder a su eliminación (Panel de control, Aplicaciones y características…). Por su parte, la instalación de las extensiones de los navegadores de internet se realiza accediendo a la tienda oficial a través del menú correspondiente del propio navegador (Herramientas, Extensiones). Desde ahí podemos comprobar las extensiones que tenemos instaladas, eliminarlas o buscar nuevas.

Los complementos y extensiones maliciosas son más difíciles de eliminar. Aunque dicho software apareciese en la lista de programas instalados (cosa que no suele suceder), es habitual que esa opción del sistema operativo no consiga eliminar completamente dicho malware. La mejor opción es la ejecución de un software antimalware. Siempre es recomendable tener instalado un antivirus que detecte la propia infección en el momento de iniciar el instalador y así nos muestre un aviso que permita bloquearlo. Si ya estuviese instalado, cuando el antimalware encuentre un software malicioso, el programa trataría de eliminarlo del sistema.

El origen de los complementos se remonta a la década de los años 70. Un editor de texto llamado EDT, sobre sistema Unix, permitió entonces que un programa externo pudiera acceder al mismo para así poder llevar a cabo labores de edición. Posteriormente, en 1987, Macintosh incluyó esta funcionalidad en aplicaciones propias como HyperCard, un software creado como gestor de base de datos y con posibilidad de generar código de programación. Desde entonces han ido surgiendo un sinfín de plugins, para todo tipo de softwares y sistemas operativos.