El presente documento recoge las líneas maestras del trabajo de caracterización y valoración del paisaje industrial del arroyo Arrierreka, a lo largo de los municipios de Berriz y Abadiño (Bizkaia). Este documento debe ser entendido como trabajo previo para proceder posteriormente a su protección como Conjunto Monumental en el marco de la Ley 7/90 de Patrimonio Cultural Vasco.
Este trabajo se enmarca en el Inventario de Paisajes Industriales del País Vasco que la empresa Ondartez S. L. viene realizando desde junio de 2011 para el Centro de Patrimonio Cultural Vasco – Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Dicho inventario se inscribe en una línea de trabajo e investigación del Paisaje Cultural ya iniciada por las instituciones culturales europeas. El Convenio Europeo del Paisaje, aprobado en el año 2000 por el Consejo de Europa y ratificado en 2008, entiende por paisaje cualquier parte del territorio, tal y como lo percibe la población, cuyo carácter es el resultado de la acción de factores naturales y humanos. En esta misma línea, el Plan de Patrimonio Industrial del Ministerio de Cultura incluyó a partir del año 2007 los espacios generados por la actividad industrial, por lo que están incluidos en el citado Plan el conjunto de la cuenca minera de Sabero (León), las colonias industriales del Llobregat (Barcelona), el paisaje minero de la Unión y Cartagena (Murcia), el coto minero de Irugurutzeta (Gipuzkoa), o las centrales hidroeléctricas del río Tambre (A Coruña). Igualmente, se está estudiando la posibilidad de incluir en dicho Plan las centrales hidroeléctricas del río Irati (Navarra).
Tras la identificación de los paisajes industriales de la Comunidad Autónoma del País Vasco, Ondartez ha seleccionado aquellos paisajes susceptibles de protección. Para ello, se ha realizado una selección en la que se ha buscado una representación equilibrada, tanto de los Territorios Históricos de la CAPV como de los distintos sectores industriales y cronologías, todo ello en función de la importancia que cada uno de ellos alcanzara en el contexto de la industrialización del País Vasco. Como labor previa a esta selección, se han identificado las tipologías de paisajes industriales, analizando las relaciones físicas y productivas que determinan su evolución y que, a su vez, los singularizan. Estamos hablando de paisajes fluviales, paisajes fabriles, paisaje lineal-ferroviario, paisajes mineros, paisajes efímeros y paisajes urbanos, entre otros.
En cuanto a los paisajes fluviales, se han seleccionado para su análisis los que son resultado de la interacción entre el medio físico, con el agua como elemento más relevante, y la acción antrópica dirigida a extraer recursos productivos de dicho medio. Entre éstos, los paisajes asociados a la producción de energía fueron determinantes para la evolución de la industria en el País Vasco, por lo que a su importancia intrínseca, como paisajes culturales de gran valor patrimonial, debe unirse el papel histórico y tecnológico que desempeñaron en este contexto. En este sentido, uno de los paisajes más relevantes –que ha sido, por ello, seleccionado para este análisis– es el generado en torno al arroyo Arrierreka, entre los municipios de Berriz y Abadiño, en Bizkaia.
En este trabajo nos detendremos en los elementos patrimoniales que, a lo largo de la historia, han dejado su huella en el paisaje y perfil del Arrierreka, atendiendo a una explotación que va desde las ferrerías, documentadas en esta área al menos desde el siglo XVI, hasta las centrales hidroeléctricas, algunas de las cuales, como la central de Patala, siguen en activo. Por tanto, este estudio vendrá determinado por las relaciones espacio-histórico-productivas que han generado una caracterización propia de este cauce, entre los municipios de Berriz y Abadiño. Allí, como veremos, se reproduce aún de forma visible el esquema habitual de las cuencas hidrográficas del País Vasco donde se sucede el uso continuado de la fuerza hidráulica para la obtención de energía.
En este sentido, ya desde la década de 1980 el Centro de Patrimonio Cultural Vasco ha trabajado en la protección y revalorización de las infraestructuras hidráulicas más relevantes del país, especialmente conjuntos ferromolineros como el Pobal, en Muskiz, cuyos trámites para la protección se iniciaron en 1983, la ferrería Igartza, en Beasain, molino de Basinagre, en Trucíos / Trutzioz, el molino de Mimbredo, en Ribera Alta / Erriberagoitia, molino Solapeña, en Valdegovía / Gaubea, o la ferrería de Aurtuola, en Aramaio. Igualmente, se han protegido elementos de maquinaria, como la turbina de la Fábrica de Boinas la Encartada (declarada en 2002), en Balmaseda, y la infraestructura hidráulica de la Tenería Vascongada (declarada en 2008), en Forua. No obstante, en la actualidad, a pesar de la importancia del sector energético en el País Vasco, y la innegable importancia patrimonial de muchas de las centrales hidroeléctricas que conservamos, ningún elemento asociado al sector energético goza de protección patrimonial. Además, los ejemplos anteriores, aunque muy importantes, son elementos individuales, aislados, que no llegan a reflejar la ocupación del espacio productivo en toda su extensión. Nos estamos refiriendo, precisamente, a la sucesión de unidades productivas en los cauces fluviales, que buscan un uso intensivo y sin solución de continuidad de la fuerza hidráulica de los ríos, expresión muy habitual en la industrialización y en la ocupación del espacio en el País Vasco. En este sentido, el Inventario de Paisajes Industriales del País Vasco ha incluido el estudio de detalle de otros paisajes fluviales: paisaje preindustrial del río Lea, en Bizkaia, y, en Gipuzkoa, el conjunto de las centrales hidroeléctricas de Oñati, las del valle del río Leitzaran y las del curso medio del río Oria.
Es en este contexto en el que se inserta la caracterización y valoración del paisaje industrial del Arrierreka, un estudio que se centra en esta área de altísimo valor patrimonial, ejemplo de la implantación de aprovechamientos en nuestros cauces fluviales. Un paisaje que aúna en apenas tres kilómetros la evolución de nuestros ríos desde los elementos productivos preindustriales – ferrerías y molinos– hasta los aprovechamientos hidráulicos de época industrial, ejemplificados en sus centrales hidroeléctricas. Una zona en la que, gracias al patrimonio cultural entendido como un conjunto de elementos relacionados en el territorio, se nos representa la importancia de los cauces fluviales en el tejido productivo y, por ende, en el paisaje cultural del País Vasco.
La elección de este paisaje ha venido determinada por su interés, al destacar en el conjunto del País Vasco como una de las áreas más intensamente explotadas del territorio. El Arrierreka, corto y con un lecho escarpado, nos muestra perfectamente la búsqueda de recursos que caracterizó la industrialización del País Vasco: en apenas dos kilómetros y medio llegaron a concentrarse hasta diez centrales hidroeléctricas, como veremos más adelante, y ello en un cauce de escaso caudal, como la mayoría de ríos vascos, con lo que queda perfectamente reflejada la explotación intensiva de los recursos disponibles. Y lo que es aun más importante, en el Arrierreka es todavía visible la superposición del nuevo tejido industrial sobre un estrato preexistente; nos referimos a los molinos y ferrerías, claramente identificables a lo largo de su cauce, gracias a los cuales puede entenderse la explotación preindustrial del arroyo. Al menos desde el siglo XVI sus aguas habían sido aprovechadas por diversos ingenios, sobre todo molinos y ferrerías mayores. De hecho, en la parte baja del cauce, cerca de la confluencia con el Zalduerreka y ya en términos de Abadiño, encontramos dos importantes ferrerías, Esterripa y Lebario, que constituyen el punto de inflexión entre el modelo económico tradicional, propio de una sociedad eminentemente rural, y la moderna industria. Cuando, ya en el siglo XIX, se evidenció la crisis de la siderurgia tradicional, ambas ferrerías buscaron salidas que, a la sazón, derivarían en un nuevo modelo económico, propio ya de la era industrial: primero, produciendo objetos metálicos para empresas modernas, como La Ferretera Vizcaína; después, aprovechando las antiguas infraestructuras hidráulicas para la producción de energía. Dentro de este proceso de búsqueda de nuevas opciones productivas, encontramos también el conjunto de Erroteta en Berriz. Allí, la experiencia adquirida con la explotación de ingenios hidráulicos –la ferrería y el molino– llevó en el siglo XVIII a ensayar la instalación de una fábrica de papel, la primera de la que se tiene constancia en el País Vasco.
La presencia de los ejemplos anteriormente citados, así como de otros molinos y ferrerías, constituyó una base perfecta para que, a partir de finales del siglo XIX, se instalaran en las márgenes del Arrierreka varias centrales hidroeléctricas. Algunas de ellas, como las de Olazarra o Alzola-Mendizabal, conservan aún su maquinaria; otras, como la de Patala, están todavía en uso. De este modo, ferrerías, molinos, antiguas fábricas y centrales hidroeléctricas conforman un tejido complejo y muy rico, que convierten esta zona en un paisaje industrial de enorme interés.
Es, precisamente, esta concentración de elementos en un espacio reducido lo que determina la singularidad de este paisaje. De hecho, así se ha entendido también en las Normas Subsidiarias del Ayuntamiento de Berriz, donde el “conjunto industrial de Arria” aparece destacado, dentro del patrimonio construido del municipio, por su interés, con el nexo común del agua como energía motriz. Es tal la importancia que se le da al entorno del Arrierreka, que la mayoría de los elementos en él insertos se han contemplado en este conjunto, dentro de los edificios de conservación integral, es decir, la máxima categoría dentro de la normativa municipal.
Por todo ello, el paisaje cultural industrial del arroyo Arrierreka constituye un conjunto digno de ser estudiado y protegido, destacando por su capacidad interpretativa: nos ofrece las claves para entender el tránsito de lo preindustrial a lo industrial, así como para apreciar en toda su complejidad los procesos productivos vinculados al agua (siderurgia tradicional, molienda, fabricación de papel, producción de energía). Y, todo ello, en un enclave en que se caracteriza una de las claves fundamentales de la industrialización en Euskadi: la explotación intensiva de los cauces fluviales.
El punto de partida de este estudio ha sido la Base de Datos del Centro de Patrimonio Cultural Vasco, en la que, a partir de los diferentes trabajos de inventario que el Centro ha impulsado desde la década de 1990, se recogen los elementos patrimoniales más interesantes del país. Entre ellos, se ha prestado especial atención a los elementos recogidos por el Inventario de Patrimonio Industrial, encargado a la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública y que se realizó en dos fases: una primera, entre 1991 y 1992, y una segunda, de ampliación y revisión, entre 2004 y 2005. De resultas de este trabajo, se recogieron 170 centrales hidroeléctricas en el conjunto del País Vasco, de las cuales 35 corresponden al territorio de Bizkaia. Entre ellas, 3 fueron propuestas para ser calificadas, 32 para ser inventariadas (12 de ellas en Bizkaia y 4 en el Arrierreka) y 19 para un grado de protección local (3 de ellas en Bizkaia y 1 en el Arrierreka). Cabe destacar que en este inventario ya se subrayaba la importancia del Arrierreka como conjunto, destacando la concentración de centrales hidroeléctricas en su curso.
Igualmente, se han analizado los elementos recogidos en el Inventario de patrimonio preindustrial, encargado por el Centro de Patrimonio Cultural Vasco en 1993, que indudablemente ha sido de gran ayuda al aportar los datos sobre las ferrerías y molinos existentes en el Arrierreka antes de la eclosión de la industrialización y el nacimiento de sus centrales hidroeléctricas. Esto ha permitido un mejor conocimiento de todos los estratos del paisaje, ayudando a comprender su evolución desde el siglo XVI, fecha en que se datan los primeros aprovechamientos ferrones en el arroyo, hasta finales del siglo XIX, cuando comienza la transformación de algunos de estos enclaves productivos en centrales hidroeléctricas.
Además de los elementos de patrimonio industrial y preindustrial, se han analizado tipologías diferenciadas recogidas en la Base de Datos del Centro, especialmente caseríos y puentes, siempre y cuando se haya observado una relación directa con el paisaje analizado. Todo ello ha permitido crear un corpus de elementos que, integrados, en el cauce del Arrierreka, conforman una determinada manera de ordenarlo y, por tanto, de entenderlo como una unidad paisajística.
De esta manera, los trabajos ya realizados por el Centro de Patrimonio han supuesto una buena base documental que nos ha permitido acercarnos al paisaje industrial del arroyo Arrierreka desde sus elementos patrimoniales, permitiéndonos su contextualización. Los inventarios han constituido, así, una utilísima herramienta que, aplicada al ámbito del paisaje, nos han permitido un estudio global, más allá de las especificidades propias de cada elemento.
A partir de estos estudios previos, nos hemos enfrentado al paisaje cultural desde una dimensión antropológica de ordenación, gestión y entendimiento del devenir histórico de áreas que, como la aquí analizada, permiten entender el tejido formado en el territorio y establecer un discurso lineal.
Para completar el estado de la cuestión, indispensable a la hora de abordar un trabajo de estas características, se ha recurrido a la bibliografía relacionada con el objeto de estudio. Además de las obras de referencia sobre el análisis, inventariado y valoración de los paisajes, que constituyen la base de nuestro Inventario de Paisajes Industriales, se ha recopilado la escasa bibliografía específica existente, incluyendo volúmenes generales sobre los valles y ríos de Bizkaia, monografías de los municipios de Abadiño y Berriz, incluidos en el estudio, y el catálogo de presas de Bizkaia, realizado por la Diputación de este territorio en 1990. A esto se ha unido el artículo de Maite Ibáñez publicado en Astola en 2011 que, con un enfoque divulgativo, recoge los elementos patrimoniales más destacados del cauce del Arrierreka.
Por último, se han tenido en cuenta las amenazas que afectan al patrimonio cultural analizado, identificando como una de las más importantes la Directiva Marco del Agua (DMA). La DMA supone en el ámbito europeo una reforma sustancial en la legislación en materia de usos del agua. Desde un enfoque medioambiental, sus objetivos son prevenir el deterioro de las masas de agua, mejorar el estado de los ecosistemas, atenuar los efectos de las inundaciones y sequías y promover el uso sostenible del agua. Su aplicación se efectúa a través de planes hidrológicos o de gestión, y programas de medidas, que se deben elaborar para cada cuenca fluvial. Su objetivo final es alcanzar un “buen estado” ecológico y químico de todas las aguas comunitarias para el año 2015. Dentro del marco de la DMA, la Agencia Vasca del Agua – URA ha elaborado un “Proyecto de Plan Hidrológico de las Cuencas Internas del País Vasco” en el que se recoge un Programa de Medidas para Favorecer la Conectividad de dichas cuencas. Algunas de estas medidas afectan directamente a las infraestructuras hidráulicas del Arrierreka, previendo a medio plazo el derribo de aquellas presas cuyas concesiones de aprovechamiento del agua hayan caducado.
Es necesario subrayar que la DMA –y, por tanto, las actuaciones previstas por URA– presenta un enfoque de sesgo claramente naturalista, desde una posición que reclama una naturalización del entorno totalmente alejada de la interferencia humana y que considera la antropización del territorio como un elemento negativo, cuyas consecuencias deben ser eliminadas. Como destaca Anna Ribas desde el Departamento de Geografía, Historia e Historia del Arte de la Universidad de Girona, la Directiva Marco del Agua no menciona el paisaje en ninguno de sus apartados, pese a que los países que están implementando el Convenio Europeo del Paisaje se comprometen, teóricamente, a “integrar el paisaje en las políticas de planificación regional y urbanística y en sus políticas culturales, ambientales, agrícolas, sociales y económicas, así como en cualquier otra política que pueda tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje”.
En el contexto de la DMA, los planes de la Agencia Vasca del Agua ponen en evidencia cómo, con demasiada frecuencia, se producen importantes contradicciones entre la protección del patrimonio natural y el cultural. Para intentar superar este extremo, en nuestro estudio se han tenido en cuenta ambos aspectos con el fin de minimizar, en la medida de lo posible, los puntos de fricción entre estos dos planteamientos: el estrictamente medioambiental y el cultural; en nuestra opinión, tanto uno como otro deben ser tomados en consideración, con vistas a realizar la correcta interpretación del paisaje cultural.