Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

La importancia de promover, proteger y cuidar la salud mental en la infancia y adolescencia

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Reproducción parcial de la portada del informe Estado Mundial de la Infancia 2021. En mi mente: Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia (UNICEF, 2021)

Reproducción parcial de la portada del informe Estado Mundial de la Infancia 2021. En mi mente: Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia (UNICEF, 2021)

UNICEF dedica en 2021, y por vez primera, su informe anual sobre el Estado Mundial de la Infancia a identificar los retos que afectan al estado de la Salud Mental de niñas y niños en el mundo.

Bajo el título de 'Estado Mundial de la Infancia 2021. En mi mente: Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia', la publicación subraya la importancia de la pandemia de COVID-19 como factor de riesgo para la felicidad y el bienestar de la infancia, en especial por lo que sus consecuencias pueden comportar para las bases de la salud mental de niñas/os, adolescentes y sus cuidadoras/es.

El informe señala que la salud mental se encuentra estrechamente vinculada a las circunstancias vitales de las personas, pudiéndose ver afectada por situaciones de enfermedad física, conflictos sociales e interpersonales, riesgo o situaciones de pobreza, así como por la dificultad de acceso a oportunidades formativas, de empleo, entre otros muchos factores. Así, tanto los riesgos como los factores de protección influyen en la salud mental infanto-juvenil en momentos decisivos de su desarrollo. Estos factores y riesgos pueden organizarse en tres esferas de influencia: el del mundo del niño o de la niña, que se centra en el hogar y los entornos de atención; el del mundo en torno al niño/a, que implica la seguridad y los vínculos saludables en los centros preescolares, las escuelas y las comunidades; y el del mundo en general, que incluye a los determinantes sociales a gran escala, como la pobreza, los desastres, los conflictos y la discriminación.

El coste de la mala salud mental de la población, en particular de la población infantil y adolescente, se traduce en costes para el potencial y desarrollo humano, 'con pérdida de años de vida y de vida sana' por el cálculo de la pérdida de capital humano a causa de los trastornos mentales -basado en el valor de los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) y que se fundamenta, además, en el valor del capital mental perdido -o los recursos cognitivos y emocionales- que niños/as y jóvenes aportarían a las economías si no se vieran frustrados por los trastornos mentales-.

UNICEF señala en su informe la relevancia de algunos datos:

  • Se calcula que más del 13% de los adolescentes de 10 a 19 años padecen un trastorno mental diagnosticado según la definición de la OMS. Pese a ello y las demandas de apoyo, el gasto gubernamental medio en salud mental en todo el mundo representa apenas el 2,1% del gasto gubernamental medio en salud en general.
  • El suicidio, convertido en la cuarta principal causa de muerte entre los jóvenes entre 15 y 19 años, y quinto motivo por el que adolescentes entre 10 y 19 años se quitan la vida cada 11 minutos. Según datos publicados por UNICEF, en Europa se calcula que se pierden tres vidas al día a causa del suicidio y este constituye la segunda causa de fallecimiento entre las y los adolescentes de 15 a 19 años.
  • La depresión, elemento identificado en una encuesta realizada por UNICEF y Gallup en 21 países en el primer semestre de 2021 indica que una media de uno/a de cada cinco jóvenes (19%) declararon sentirse a menudo deprimidas/os o tener poco interés en realizar alguna actividad.
  • La ansiedad y la depresión representan en torno al 40% de los trastornos mentales diagnosticados entre las/os adolescentes de 10 a 19 años. La prevalencia de trastornos mentales entre las/los jóvenes de 10 a 19 años en Europa es del 16,3%, mientras que la cifra mundial para el mismo grupo de edad es del 13,2%. Esto significa que 9 millones de adolescentes de 10 a 19 años en Europa viven con un trastorno mental.

El documento evidencia la necesidad de comprender las necesidades específicas de niños/as, adolescentes y sus cuidadores, conociendo bien la perspectiva de las/os más jóvenes para promover la importancia de una buena salud mental en la infancia y la adolescencia con un enfoque integral que proteja a estos/as de y en situaciones vulnerables. Para ello, define un marco de acción para la comunidad, los gobiernos, las escuelas y otros agentes interesados en base a tres principios:

  1. El compromiso de los y las líderes, con respaldo desde la inversión financiera.
  2. La comunicación, como clave para acabar con los estigmas e iniciar diálogos sobre la salud mental de modo que se divulgue y sensibilice a su conocimiento.
  3. La acción, como medio para reforzar la capacidad de la sanidad, la educación, la protección de la salud, la educación, la protección social y otros agentes relevantes; de cara a apoyar mejor a las familias, a las escuelas y a las comunidades; y mejorar en gran medida los datos y la investigación de modo que se minimicen los factores de riesgo y se maximicen los factores de protección de la salud mental infanto-juvenil. Actuar, en definitiva, para UNICEF adquiere los siguientes significados:
  • Apoyar a las familias, madre y padres, y cuidadores/as, ya que son las primeras figuras responsables de promover el cuidado receptivo y los vínculos afectivos. En esta línea se señala también la importancia de contribuir a que padres y madres apoyen la salud y el bienestar de sus hijos/as; a cuidar de la salud mental de las personas que asumen los cuidados; y de cómo capacitar a los progenitores para dar respuesta a los problemas de salud mental de niñas/os.
  • Garantizar que las escuelas apoyen la salud mental, invirtiendo en un enfoque de salud mental que incluya al mundo educativo; reforzar los conocimientos y las competencias socioemocionales de las/os profesionales educativas/os; y convertir a las aulas en un espacio aliado para la prevención del suicidio.
  • Reforzar y equipar los sistemas y su personal para responder a problemas complejos mediante la integración de los servicios de salud mental en los sistemas de protección social y atención comunitaria; a través del despliegue de intervenciones de apoyo psicosocial y de salud mental en entornos humanitarios y frágiles, así como el abordaje de las desigualdades de género en los programas de salud mental.
  • Mejorar los datos, reforzar la investigación y las pruebas, y supervisar de modo sistemático la salud mental de la población infanto-juvenil y sus cuidadoras/es.

Este informe contiene, asimismo, diversos estudios de caso que ilustran experiencias de desarrollo de servicios o iniciativas de atención a la salud mental en diferentes países:

  • Líbano, y su trayectoria en la activación de un plan nacional de Salud Mental en 2020.
  • Perú y la puesta en marcha de un modelo de servicios de primer nivel de atención comunitaria de la salud.
  • Sierra Leona, y el desarrollo de un programa de capacitación a los/las trabajadores/as de la salud, profesionales y comunitarios/as, en la tarea de ayudar a las personas cuidadores a desarrollar mecanismos de defensa para enfrentarse a los obstáculos y el estrés que pueden surgir en la vida cotidiana.
  • Kenia, y la experiencia de una línea telefónica abierta a la escucha de niñas y niños sobre casos relacionados con la salud mental y la violencia contra la infancia.
  • Irlanda y el despliegue del programa universal MindOut, orientado al aprendizaje social y emocional de las/os jóvenes entre los 15 y los años.
  • Bangladesh, y su programa de servicios de la salud mental adaptado a adolescentes en materia de salud menstrual, reproductiva y apoyo psicosocial.
  • México, y el desarrollo de un programa de protección de la salud mental de las/os niñas/os migrantes no acompañadas/os en un albergue temporal.
  • China, y las iniciativas puestas en marcha en diferentes canales digitales y medios de comunicación para divulgar consejos con los que enfrentar estados de estrés y ansiedad durante la pandemia de COVID-19.
  • Filipinas, y la experiencia impulsada por el Consejo de Bienestar del Niño, UNICEF Filipinas y la Red para el Desarrollo Positivo de la Juventud, la iniciativa para ofrecer un espacio a la juventud de expresión de sus preocupaciones durante la pandemia de COVID-19 y para la capacitación como voluntarios/as en la evaluación de la salud mental de pares y su derivación, en caso necesario, a los servicios de salud.
  • España, y su experiencia en el desarrollo de un programa de atención a la salud mental de jóvenes migrantes y menores migrantes no acompañados que ofrece capacitación a los/las agentes comunitarios/as y a las/los profesionales de la salud mental para acometer una atención multidisciplinar y una evaluación con una perspectiva cultural.
  • Sri Lanka, y la experiencia de impulso de una red de mediadores/as voluntarios/as comunitarios/as de entre 19 y 26 años que identifican necesidades y problemas en materia de salud mental y apoyo psicosocial en las diferentes comunidades/vecindarios de las zonas norte y este del país afectadas por el conflicto tamil durante casi tres décadas.
  • Kazajstán, y su enfoque proactivo en la prevención del suicidio con la puesta en marcha del Programa para la Promoción de la Salud Mental de los Adolescentes y la Prevención del Suicidio en 2015, y que implica a profesionales de las escuelas y centros de salud de Kazajstán. 

Por último, conviene señalar que el informe evidencia la falta de recopilación de datos y la ausencia de un seguimiento sistemático para determinar las necesidades de salud mental de los/as jóvenes, lo que dificulta la obtención de datos, y obstaculiza, en definitiva, la priorización de la atención a la salud mental y la elaboración de políticas públicas al respecto en muchos países.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publica desde 1980 el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia con el objetivo de profundizar en el conocimiento de los principales problemas que afectan a la infancia y, de este modo, promover soluciones que mejoren la vida de niños, niñas y adolescentes.

Si lo desea, puede acceder a la publicación el 'Estado Mundial de la Infancia 2021. En mi mente: Promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia' (UNICEF, 2021).