Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Una mirada a la vejez con perspectiva de género desde las políticas públicas

Fecha de publicación: 

Equipo de la Coordinación Sociosanitaria

Imagen de la portada de Género y Políticas Públicas:Una mirada necesaria de la vejez

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La Universidad de Chile edita su segundo ejemplar de Cuadernillos n° 2 dedicado al envejecimiento e incluye un conjunto de ponencias en los que este fenómeno demográfico es abordado con perspectiva de género en relación a dimensiones como la salud, la calidad de vida o la inequidad.

Esta publicación es resultado del trabajo de la Unidad de Redes Transdisciplinarias de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, y divulga parte de las ponencias presentadas en el encuentro organizado por la misma unidad bajo el título de 'Sexta Escuela Internacional de Verano sobre Envejecimiento 2019' (Universidad de Chile).

La propuesta de contenidos responde a una naturaleza interdisciplinar acorde, en opinión de las personas responsables de su organización, al proceso de envejecimiento que, como objeto de estudio, exige una mirada plural y el análisis desde ámbitos de conocimiento diferentes y complementarios.

Entre las ponencias destacan las contribuciones de Mónica Roque (Presidenta de la Asociación Latinoamericana de Gerontología comunitaria) que aborda en su propuesta 'Políticas públicas en la vejez con un enfoque de género' la situación de inequidad a la que se ven abocadas las mujeres en su último período vital. Cuando el 55% de las personas de más de 60 años a nivel global son mujeres a las que esperan 20-30 años en los que continuar envejeciendo, M.Roque se pregunta por los roles a desempeñar en su próximo y más probable tercio de vida. En este contexto, identifica dos instrumentos fundamentales para el diseño de políticas públicas:

  • La Agenda 2030 que, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (2015) establece directrices para la implementación de 17 objetivos a favor de todas las personas, e incluye a todos los grupos etarios.
  • En el caso latinoamericano se identifica a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (2015) (abre en nueva ventana), que incorpora al género en el desarrollo de todas las políticas y programa y contempla, asimismo, diversos artículos con los que se prohíbe la discriminación por edad (edadismo), por género, identidad y orientación sexual.

Se reivindica así la figura de las personas mayores como sujetas de derechos, y en particular se defienden los derechos de las mujeres mayores. En opinión de M. Roque, el proceso de envejecimiento, más allá de la carga genética y biológica que pueda diferenciar a varones y mujeres, no es igual para estos, como tampoco lo han sido las condiciones de vida previas de hombres y mujeres. Es decir, las inequidades en la vejez no son sino una continuación de la expresión de inequidades previas que afectan a cada mujer en su trayectoria vital. Un ejemplo: 'un estudio de la Universidad de Canadá ha comprobado que las mujeres mayores que tuvieron embarazos adolescentes tienen mucho más riesgo de sufrir hipertensión arterial, diabetes, accidentes cerebrovasculares y enfermedades coronarias. Es por ello que si lo que queremos es ocuparnos de las mujeres mayores, primero hay que ocuparse del momento en que nacemos porque, obviamente, somos una continuidad. Envejecemos como vivimos y somos una continuidad de nosotras mismas y vamos a tener muchas repercusiones en la salud de acuerdo a cómo hemos transitado en las otras etapas de la vida.'

Entre los factores de inequidad que marca la vejez de las mujeres se encuentran: el analfabetismo; su orientación e identidad sexual; su incorporación al mercado laboral y su desarrollo profesional; el maltrato y la violencia sexual; o las condiciones salariales y de cotización, que acaban determinando las condiciones en las que se produce el envejecimiento superados los 60/65 años, y entre las que se encuentran las futuras pensiones. Sin embargo, la inequidad se acrecenta en la vejez cuando las mujeres mayores son o continúan siendo cuidadoras principales. En esta línea, M. Roque incide en la importancia que aporta la Razón de Apoyo Parental, un indicador que revela el número de potenciales personas cuidadoras de entre 50 y 64 años de las personas mayores de entre 80 y 85 años y que muestra como las mujeres que tienen una esperanza de vida media superior a la de los varones, viven más tiempo solas, en muchos casos sin hijos/as que puedan asumir los apoyos que precisan a medida que pierden autonomía. Esta situación de soledad en la vejez y ausencia de apoyos es mayor en el caso de las mujeres lesbianas y trans. Las mujeres mayores de 65 años añaden 4 puntos a la tasa de pobreza y, si se encuentran solas (resultado de la viudedad, por ejemplo), tienen 16 veces más probabilidades de enfrentar una situación de pobreza que un varón mayor.

Sobre las diferencias culturales del diferente envejecer masculino y femenino, plantea Paulina Osorio-Parraguez (Universidad de Chile) las condiciones y elementos que participan en la re-significación de la edad y el género y de su construcción cultural e histórica como categorías, en su ponencia 'Género, cultura y vejez'. Desde el análisis de la relación entre envejecimiento y género, P. Osorio-Parraguez explora las desigualdades invisibles que el proceso hacerse mayor imprime en las vidas de hombres y mujeres mediante el enfoque de curso de vida.

'El impacto de los cuidados en las trayectorias de vida de mujeres mayores' es objeto de abordaje por parte de Hermina Gonzálvez Torralbo (Universidad de Chile), que profundiza en la relación entre género; la invisibilidad de los cuidados feminizados, especialmente en el ámbito familiar; y su impacto en la vejez.

Las desigualdades de género durante la vida laboral son un elemento de generación de inequidades sociales en la vejez y constituyen el objeto de la ponencia de Rosario Undurraga (Universidad Finis Terrae): 'Desigualdades en el trabajo: inequidades en la vejez'. Incidiendo en la llamada segregación horizontal (cuanto más feminizado se encuentra un sector, más descienden las remuneraciones promedio) y vertical (en las organizaciones los puestos más elevados de las jerarquías y, consecuentemente con mejores retribuciones salariales, acostumbran a ocuparlas varones) según género, R. Undurraga profundiza en los aspectos que explican la desigual participación en el mercado laboral, la brecha salarial de género, las cotizaciones, y la desigualdad en las futuras pensiones.

Si desea ampliar la información sobre estas u otras ponencias, consulte la publicación Cuadernillos n°2 Serie Envejecimiento: Género y Políticas Públicas: Una mirada necesaria de la vejez (abre en nueva ventana) (Universidad de Chile (abre en nueva ventana), 2020)