La OMS publica una guía que proporciona recomendaciones basadas en la evidencia para reducir los factores de riesgo modificables que afectan al desarrollo de la demencia, como son la inactividad física, las dietas poco saludables, el control de afecciones médicas relacionadas con la demencia (incluida la hipertensión y la diabetes).

La demencia constituye una prioridad de Salud Pública para la OMS que, en 2017 hizo público el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025 (Global Dementia Action Plan on the Public Health Response to Dementia 2017-2025) , en el que instaba a los diferentes Estados Miembros a desarrollar respuestas nacionales para el abordaje del reto que esta supone.

Prevención de la demencia: reducción del riesgo de demencia e identificación de factores de riesgo modificables

La reducción del riesgo de demencia constituye una de las siete áreas de actuación en el Plan de acción global (OMS, 2017). Con un enfoque de Salud Pública, esta guía propone la implementación de intervenciones clave que retrasen el deterioro cognitivo y la demencia mediante la identificación y actuación sobre los llamados factores de riesgo potencialmente modificables.

Varios estudios recientes han demostrado una relación entre el desarrollo del deterioro cognitivo y la demencia con factores de riesgo relacionados con el estilo de vida como la inactividad física, el consumo de tabaco, las dietas poco saludables y el consumo de alcohol. A su vez, ciertas condiciones médicas se asocian a un mayor riesgo de desarrollo de demencia, entre las que destacan la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad y la depresión. Entre los riesgos potencialmente modificables se incluyen también el aislamiento social y la inactividad cognitiva.

En consecuencia, la Guía plantea recomendaciones en base a la calidad de la evidencia demostrada en intervenciones en áreas como: 

• Actividad física
• Consumo de tabaco
• Nutrición
• Alcoholismo
• Entrenamiento cognitivo
• Actividad social
• Hipertensión
• Obesidad y sobrepeso
• Diabetes
• Dislipemia
• Depresión
• Pérdida auditiva

Según datos de la OMS, la demencia afecta aproximadamente a 50 millones de personas en el mundo , con una incidencia anual de casi 10 millones de casos, y una previsión de crecimiento que estima que para el año 2050 se triplique el número de personas que la padecen en el mundo.

Como una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores –y aunque no supone una consecuencia normal del envejecimiento-, la demencia afecta no solo a la vida de quienes la padecen sino también a sus familiares y a las personas que asumen sus cuidados, con repercusiones en la esfera física, psicológica, social y económica. Entre sus manifestaciones más conocidas se encuentra la Enfermedad de Alzheimer.

La OMS informa que la demencia se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva que afecta, entre otras funciones, a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje o el juicio (que a veces se acompaña de un deterioro del control emocional, del comportamiento social o de la motivación).

Si bien no existe un tratamiento curativo para la demencia, el manejo proactivo del riesgo modificable puede contribuir al retraso en la aparición o progresión de la enfermedad.

La OMS cuenta con un Observatorio Mundial de Demencias (Global Dementia Observatory ), creado en diciembre de 2017, como plataforma de información en materia de políticas, prestación de servicios e información e investigación sobre las demencias.

Si desea ampliar esta información puede consultar la Guía de la OMS para la reducción de riesgos en el deterioro cognitivo y la demencia (Risk Reduction of Cognitive decline and Dementia. WHO Guidelines).