Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Trabajo social con personas adultas que presentan necesidades complejas

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Trabajo en equipo: trabajadora social conversando con mujer en silla de ruedas

Trabajo en equipo: trabajadora social conversando con mujer en silla de ruedas

El Instituto Nacional para la excelencia de la salud y los cuidados (NICE) de Gran Bretaña publica una guía sobre el trabajo social y cómo sus profesionales pueden dar apoyo a personas que experimentan necesidades complejas de salud y cuidados.

El trabajo es resultado del encargo realizado por el Departamento de Salud y Servicios Sociales del Gobierno Británico con el objetivo de identificar evidencias sobre acciones efectivas en el ámbito del trabajo social con persona adultas que experimentan necesidades complejas. Sin embargo, las pautas NICE cubren la salud y la atención social en Inglaterra y se enmarcan, por tanto, en la legislación inglesa (de forma que otros países del Reino Unido tienen que seguir la legislación del Gobierno de Gales, el Gobierno de Escocia y el Ejecutivo de Irlanda del Norte).

La guía se refiere a la planificación, provisión y revisión de intervenciones de trabajo social destinado a personas adultas con necesidades complejas y promueve, a su vez, modos de coordinación para que las y los profesionales del trabajo social, otras/os profesionales de la salud y los cuidados, y las propias personas con necesidades complejas trabajen conjuntamente para la toma de decisiones relativas a la atención y los apoyos que precisan. Para ello ofrece una serie de recomendaciones generalizables a toda la población adulta con necesidades complejas.

Los contenidos de esta guía elaborada por el NICE se orientan fundamentalmente a: 

  • Las y los trabajadoras/es sociales, supervisoras/es y gerentes, así como a las organizaciones para las que trabajan.
  • El personal de atención médica y social, y profesionales de la salud que proporcionan apoyos a personas con necesidades complejas.
  • El personal académico de trabajo social y educación social.
  • Las personas adultas con necesidades complejas, sus familias o personas cuidadoras, así como la población en general.
  • Por último, la guía también puede ser de interés para personas de entre 16 y 18 años, que presentan necesidades complejas y han completado la transición desde los servicios para niños/as a los de población adulta en Reino Unido.

La Guía aclara que, en el contexto inglés, 'las personas adultas con necesidades complejas' no son un grupo clínico definido, sino que incluye a cualquier persona adulta (18 años o más) que necesite un alto nivel de apoyo en muchos aspectos de su vida diaria y que dependa de una variedad de servicios de atención social y de salud. Estas necesidades de apoyo pueden resultar de una enfermedad, discapacidad, circunstancias de vida más amplias o cualquier combinación de estas. Las necesidades complejas pueden estar presentes desde el nacimiento o pueden desarrollarse a lo largo de la vida de una persona y pueden fluctuar. La naturaleza de estas necesidades y la forma en que la sociedad está organizada para responder a ellas supone que las personas adultas con necesidades complejas se enfrenten a menudo a múltiples desafíos para vivir como desean y acceder a la ayuda cuando la necesitan. En consecuencia, son vulnerables a condiciones secundarias prevenibles y mortalidad prematura.

En el contexto inglés, las y los trabajadores sociales constituyen uno de los principales grupos profesionales que proporcionan apoyo a las personas adultas con necesidades complejas. Lo hacen en una variedad de entornos, a largo y a corto plazo, y entre sus responsabilidades se encuentra facilitar la evaluación de necesidades, en virtud del marco normativo vigente. También trabajan con personas y familias para abordar las necesidades identificadas, efectuar cambios y organizar el apoyo y, en definitiva, proporcionar ayudar a estas personas ante dificultades prácticas, sociales e interpersonales, así como a promover sus derechos humanos y bienestar.

En Inglaterra los datos indican que en 2021 existían alrededor de 100.000 trabajadoras/es sociales registradas/os, empleadas/os, por lo general, en entornos de atención social por parte de las autoridades locales, pero también en los servicios del sector de la salud y en los proporcionados por el voluntariado/Tercer Sector. Además de brindar atención directamente, las/los trabajadoras/es sociales tienen un papel clave en la organización del apoyo, con la participación más amplia del sector de servicios sociales y otras agencias, en un coyuntura que combina la demanda creciente de atención social mientras disminuye la cantidad de personas beneficiarias de dicha atención, la reducción de la financiación -con niveles que han pasado a ser similares a los de 2010/2011-, y cuando los efectos de la pandemia de COVID-19 se muestran desproporcionados en Reino Unido en algunos grupos de personas para los que se exacerban las desigualdades existentes en el sistema sanitario y de atención social.

Esta guía se plantea, entre sus finalidades, complementar la legislación y la orientación al proporcionar recomendaciones basadas en la evidencia sobre cómo se podrían mejorar las intervenciones de trabajo social, incluida la evaluación, la gestión de la atención y el apoyo para personas adultas con necesidades complejas. Las recomendaciones incluidas en el documento se orientan a abordar:

  • Los principios que han de guiar el trabajo social, tanto para las y los profesionales del trabajo social como para sus organizaciones, con personas adultas que experimentan necesidades complejas y que, en particular, al planificar el apoyo han de contemplar medidas adecuadas para proteger o ayudar a la persona a lidiar con la discriminación, o con otras circunstancias y experiencias vitales (estar en situación de privación de libertad, ser víctima de violencia doméstica, ser víctima de abusos, mostrar signos de deterioro cognitivo, presentar dificultades para el aprendizaje, no disponer de vivienda, etc.).
  • Las condiciones a las que ha de responder y en las que se ha de realizar la evaluación de necesidades y preferencias de la persona adulta con necesidades complejas (características de la autoevaluación; derechos generales que le asisten; derecho a la evaluación de la persona cuidadora), con especial atención a la identificación y evaluación de riesgos de abuso o negligencia.
  • El trabajo con casos individuales o familiares, especialmente en situaciones de conflicto.
  • Las fórmulas de apoyo para las personas con el objetivo de que se conecten con las comunidades locales y se reduzca su aislamiento, con el fortalecimiento de sus redes sociales y la atención a sus preferencias de actividades y contactos sociales. En este sentido la guía recomienda que las organizaciones y las/los trabajadoras/es sociales mantengan actualizada la información sobre los activos comunitarios disponibles y transmitan dicha información a las personas adultas con necesidades complejas y sus familias.
  • Apoyar a las personas para que planifiquen el futuro, incluida la consideración de necesidades y deseos cambiantes y capacidades. Para ello las/los trabajadoras/es sociales han de desplegar un enfoque fundamentado en derechos, que promueva el bienestar y la dignidad de las personas adultas con necesidades especiales, apoye su participación, respete el derecho a su autodeterminación y que se centre en su fortalezas y no solo en sus necesidades.
  • Responder a un aumento de la necesidad, incluido el apoyo urgente, teniendo en cuenta los deseos, preferencias, circunstancias sociales y antecedentes culturales de la persona, así como proceder a la evaluación de la necesidad intensificada, conjuntamente con otras/os profesionales que puedan tener un mayor conocimiento de la atención de la persona. Asimismo, las/los trabajadoras/es sociales deben establecer si una persona con necesidades complejas tiene alguna declaración anticipada de sus deseos o planificación de crisis, para considerarlos al planificar la atención durante una crisis.
  • Las/los profesionales del trabajo social y los equipos multidisciplinares: comunicación, apoyo y colaboración. Las organizaciones deben asegurarse de que los equipos multidisciplinares desarrollen una declaración compartida de valores, propósitos y actividades centrales, y de que tengan objetivos y metas claros para el trabajo conjunto, de modo que se considere como algo rutinario el intercambio de información sobre los deseos y preferencias de la persona, así como las opiniones y valoraciones de otras personas (familiares, profesionales, etc.) concernidas en el bienestar de la persona adulta con necesidades complejas.
  • Recomendaciones para la investigación, incluidas en la parte final de la guía, que exploran las diferentes propuestas de áreas de trabajo: evaluación de necesidades, preferencias y riesgos, entre otras.

Entre los beneficios de la puesta en práctica de estas recomendaciones, esta Guía NICE sobre el trabajo social con personas adultas que presentan necesidades complejas de salud y cuidados destaca la contribución de dichas recomendaciones a la estandarización de la práctica, dado que son acciones exigidas por la legislación vigente y respaldadas por los estándares profesionales de las organizaciones de trabajo social en Gran Bretaña.

Si desea ampliar esta información, consulte la Guía NICE: 'Trabajo social con personas adultas que presentan necesidades complejas', publicado en 2022.