Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Claves para un nuevo modelo de cuidados desde el enfoque de los derechos de las personas mayores

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Imagen de portada del estudio "El derecho a los cuidados de las personas mayores". Fundación HelpAge International España, 2021

Imagen de portada del estudio "El derecho a los cuidados de las personas mayores". Fundación HelpAge International España, 2021

La Fundación HelpAge Internacional España junto con el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València (IDH-UV), ha publicado recientemente un informe en el que se describe la crisis del modelo de cuidados desde la perspectiva de los derechos de las personas mayores, y se analizan los desafíos que deberán enfrentar las políticas públicas para desarrollar un nuevo modelo de cuidados que de respuesta a las necesidades actuales.

El informe parte de la conceptualización de los cuidados asumiendo que se trata de 'un concepto complejo y en construcción'. Para ello, describe el cuidar como un proceso en el que intervienen múltiples factores y agentes, pero que en esencia puede definirse como 'apoyar a las personas en su autonomía, ayudarles a desenvolverse en la vida cotidiana'. Siguiendo con ello, el cuidado 'engloba aquellas prácticas individuales y sociales destinadas a asegurar la supervivencia y bienestar de los seres humanos'.

Tomando como base ambas definiciones, se realizan diferentes aproximaciones del concepto de los cuidados a nivel macro y micro y se distinguen diferentes tipologías de cuidados dirigidas a las personas mayores en función de la presencia de cierto nivel de dependencia. Especial mención merece, el concepto del buen cuidado el cual sitúa a las personas en el centro del proceso dirigiendo la atención a la satisfacción de sus necesidades y aspiraciones personales. Tal y como señalan los autores del informe 'El buen cuidado trata de promover la autonomía en todos los aspectos en que sea posible, para que la persona pueda seguir teniendo el mayor control posible de su vida, más allá de la situación de dependencia. Por tanto, se relaciona directamente con la autodeterminación y el derecho a decidir'.

Desde esta perspectiva, cuidar bien supone tomar en consideración las preferencias y el proyecto de vida de las personas mayores, y en este sentido, cobran especial significado el entorno, la adaptabilidad a los estilos de vida de las personas y el mantenimiento de las relaciones con la comunidad. Dicho de otro modo, 'cuidar mal incorpora los estereotipos negativos hacia la persona mayor, evita los espacios en que pueden ejercer su intimidad, establece horarios rígidos, propone actividades uniformes, institucionaliza, y presta poca atención a la formación de los profesionales del cuidado'.

Asimismo, el informe señala que para un envejecimiento óptimo es necesario atender también a las personas cuidadoras y a otros agentes prestadores de cuidados. A pesar de las políticas de igualdad puestas en marcha en las últimas décadas, es inevitable continuar hablando de la brecha de cuidados, por la cual las mujeres continúan arrastrando el mayor peso de los cuidados proporcionados en el medio familiar.

La pandemia ha puesto de manifiesto que el actual modelo de cuidados de carácter eminentemente asistencial ha quedado superado por las necesidades actuales de una sociedad que envejece y alarga sus años de vida por lo que es preciso, reconfigurar las políticas públicas y construir un nuevo modelo de cuidados que dignifique a las personas y garantice su derecho a ser cuidadas.

Este elemento adquiere una dimensión central en el ámbito político y jurídico pues la configuración de los cuidados como derecho de las personas mayores, implica el desarrollo de un sistema regulado de acciones e intervenciones que deben ser procuradas o proporcionadas por parte de un agente provisor (bien sea el Estado, o terceros); que, además, deben proteger la dignidad de las personas mayores, quienes, con frecuencia la ven mermada como consecuencia de su pérdida de autonomía. Citando a los autores del informe 'Cuando se toman decisiones que afectan a las personas mayores (sobre el mismo ingreso, sobre quién los cuida, sobre los horarios de paseos, las comidas que toman) sin consultarlas, porque se asume que no tienen criterio, o que este no es relevante, se atenta contra su autonomía'.

En el ámbito subjetivo, no hay que perder de vista que la mayoría de las personas mayores en España (73%, según datos del CIS, 2009), prefieren ser cuidados por cuidadoras/es informales (el cónyuge o pareja, los hijos/as u otro/a familiar o amigo/a).

Si bien las figuras de apoyo formal (cuidadores de servicios públicos o privados), experimentan un ligero aumento; la prestación de cuidados por parte de las familias sigue siendo un deseo manifestado por la mayoría de las personas mayores, de modo que, en la construcción de un nuevo modelo de cuidados se ha de prestar especial atención a la dignificación de las tareas de cuidado y de las condiciones laborales de las personas que son empleadas para realizarlas.

En cuanto al dónde desean ser cuidadas, según un estudio reciente, el 78% de las personas mayores prefieren permanecer en su propia vivienda (Costa-Font, Elvira y Miró, 2009), antes de residir en instituciones o con los/as hijos/as. No obstante, además de esta, se perfilan otras alternativas como trasladarse a una 'nueva residencia adaptada a las nuevas necesidades y más cercana a los núcleos de apoyo, o en formato de vivienda colaborativa'.

Sin embargo, continuar en el hogar requiere del desarrollo o incremento de un conjunto de recursos de carácter social y sociosanitario que permitan la permanencia en condiciones de seguridad y calidad. Entre estos, se pueden descartar programas de rehabilitación o adaptación de la vivienda, servicio de teleasistencia, servicio de ayuda a domicilio o programas de reparto de comida caliente de manera diaria.

Este aspecto cobra especial importancia en un actual sistema de cuidados caracterizado por una escasa inversión pública en servicios sociales y programas dirigidos a los cuidados de larga duración. Tal y como se señala en el informe 'En España el peso del cuidado informal (…) y, la connotación del cuidado como una actividad privada ha conducido a un racionamiento muy severo del gasto público dedicado a asistir a los grupos de población que precisan de cuidados, trasladando el peso de la responsabilidad del cuidado a las familias. Las políticas sociales implementadas en España, y en general en todos los regímenes de bienestar mediterráneos, suponen un apoyo residual y están destinadas a la población que demuestre falta de recursos económicos y sociales propios'.

Con todo, se hace necesario abordar un replanteamiento del modelo de cuidados y someterlo a una transformación acorde a los cambios sociales y demográficos más recientes, con una visión longitudinal (en perspectiva de ciclo de vida) y con prioridad alta en la agenda política estatal. En este sentido, el informe perfila las claves de este nuevo modelo que, desde la base de los derechos de las personas mayores, contempla entre otras, las siguientes líneas fundamentales: visibilidad (situar a los cuidados en el debate público), atención centrada en la persona (sus expectativas, deseos y respecto a su historia de vida); corresponsabilidad entre todos los agentes previsores de cuidados (Estado, el colectivo de personas mayores, sus familias, o la comunidad); coordinación sociosanitaria en sentido amplio (que contemple la participación no sólo de los servicios sociales y sanitarios si no también, las familias, las administraciones municipales, comarcales, autonómicas y estatales, el sector público y el privado, el tercer sector, el sector empresarial y el universitario); impulso a la comunidad y al desarrollo local y perspectiva de género.

Si desea consultar el informe completo, pulse en el siguiente enlace: 'El derecho a los cuidados de las personas mayores. Fundación HelpAge International España, 2021'.