Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Cuando el género se vincula con la pobreza: determinantes sociales de la salud y acceso a servicios sociosanitarios

Fecha de publicación: 

Ilustración interior del estudio 'Género y Pobreza: Determinantes sociales de la salud y el acceso a servicios sociosanitarios de las mujeres' (EAPN-ES, 2020).

Ilustración interior del estudio 'Género y Pobreza: Determinantes sociales de la salud y el acceso a servicios sociosanitarios de las mujeres' (EAPN-ES, 2020).

La Red Europea de Lucha contra la pobreza y la exclusión social en el Estado Español (EAPN) publica un estudio amplía el conocimiento y busca sensibilizar sobre los efectos de la brecha de género y su interesección con aspectos de salud, vulnerabilidad y pobreza como resultado del desarrollo de una investigación aplicada en el marco del programa Nuevas M.I.R.A.D.A.S. (Mujeres, Igualdad, Rentas, Acceso a Derechos y Atención Sociosanitaria).

Metodología y estructura

Tres ejes de análisis articulan  ese estudio:

  • La elaboración del Marco Teórico de la investigación.
  • La investigación documental descriptiva, a fin de caracterizar la situación de las mujeres en el acceso a los servicios sociosanitarios, visibilizando los obstáculos y determinantes sociales de la salud con las que se encuentran las mujeres en situación de pobreza y/o exclusión social.
  • La investigación cualitativa, basada en el testimonio de mujeres atendidas por las entidades sociales que forman parte de EAPN ES, mediante la participación en una encuesta que explora:la situación de salud, la experiencia de atención sanitaria y las desigualdades percibidas por las mujeres atendidas por entidades sociales en España.

Asimismo, el estudio consta de una primera parte que aborda las desigualdades de género en salud y una segunda parte que profundiza en la experiencia de salud y sanidad de las mujeres atendidas por entidades sociales con un análisis que incide en cuestiones como:

  • La autopercepción del estado de salud
  • Enfermedades y determinantes de salud comunes, pero con impacto diferenciado en las mujeres
  • Salud sexual y reproductiva
  • Enfermedades altamente feminizadas
  • Interseccionalidad (Trastornos e incidencia de enfermedades derivados de la brecha de género en la atención sanitaria y a las desigualdades interseccionales como la pobreza, la monoparentalidad, la pertenencia a una minoría étnica, la discapacidad, el origen extranjero, la identidad sexual, incluyendo la violencia de género).
  • Salud mental
  • Sanidad como institución generizada
  • El impacto de la pandemia de COVID-19

 

Enfoque y contenidos

Partiendo de un análisis que ese centra en la distribución social y los determinantes sociales de los estados de salud -epidemiología social-, el estudio subraya aspectos de interés para la visibilización de los obstáculos y difrencias que enfrentan las mujeres en su acceso a los servicios sociosanitarios por una cuestión de género:

 

  • El género como factor generador de inequidades sanitarias y potencial agravante de las derivadas de la situación socioeconómica, la edad, la etnia, la discapacidad, la orientación sexual, entre otras.

De acuerdo con el análisis realizado por el estudio de EAPN ES el hecho de ser mujer exacerba las inequidades derivadas de situaciones de pobreza. Los porcentajes de mujeres con falta de atención sanitaria por causas económicas son más altos que los de los hombres para todas las tipologías analizadas: atención médica, dental, salud mental y acceso a medicamentos. Por ejemplo, a la mitad de las mujeres en situación de pobreza no se le ha practicado nunca una mamografía.

 

  • La desigualdad de género como condicionante del análisis científico de las enfermedades comunes y de la eficacia de la medicación y los tratamientos desde la perspectiva de las mujeres y de sus circunstancias biológicas específicas

El estudio destaca que las mujeres enferman de manera diversa a los hombres, tienen una evolución diferente frente a ciertas enfermedades y no responden igual a los efectos de determinados fármacos. Y, sin embargo, son tratadas con protocolos médicos homogéneos, producto de un sistema de salud basado en un modelo masculinizado. El sesgo de género a menudo hace creer erróneamente que las enfermedades son universales y comunes a todo el mundo cuando, su expresión es diversa en varones y mujeres. Es el caso de la enfermedad cardiovascular, primera causa de mortalidad en las mujeres, especialmente en la menopausia, dado que se asume de manera equivocada que los síntomas son los mismos en ambos sexos y, en consecuencia, las mujeres frecuentemente no saben reconocer las señales de alarma ante un posible infarto. Algo semejante sucede con el tiempo de diagnóstico de la espondiloartritis, ya que pese a las diferentes manifestaciones en ambos sexos, el enfoque de los y las profesionales al tratamiento de los síntomas que expresan los varones (centrados en columna vertebral) dificulta y retrasa el diagnóstico en mujeres (con expresión en manos y pies).

 

  • La desigualdad de género como factor que ha reducido durante siglos la importancia de las mujeres a su papel reproductivo, obstaculizando su participación en estudios médicos con el objetivo de proteger su potencial de fertilidad.

Al reconocimiento relativamente reciente de los derechos sexuales y reproductivos -referidos  no solo a la reproducción, sino también al derecho a recibir una asistencia sanitaria adecuada antes de la gestación, durante esta y después del parto- se ha sumado la incorporación de una perspectiva de diversidad en el abodaje sanitario de la integralidad de la salud que incluye la no discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género.

A modo de ejemplo: en España, desde el 2013 se han retirado del sistema de reembolso nacional algunos anticonceptivos hormonales de última generación, lo que supone una carga económica a cerca de un millón de mujeres, según estimaciones de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE). Además, ciertas enfermedades de transmisión sexual siguen en aumento en España y son una causa importante de lesiones que conducen a la infertilidad en las mujeres.

Otro aspecto señalado en el estudio se refiere a la pobreza menstrual y la dificultad de acceso a productos de higiene femenina (tampones, salvaslips, compresas y toallas sanitarias) por parte de personas y familias precarias o en riesgo de exclusión en España, donde estos artículos no están sujetos a la tasa impositiva de los productos de necesidad básica (un 4%, en lugar del 10% aplicado).

 El documento subraya, también, como el 'heterocentrismo' ha jugado un papel importante en los procesos de salud-enfermedad de las personas qu ese identifican como gays, lesbianas, bisexuales y trans, al discriminar e implantar barreras en el acceso normalizado a la atención sanitaria.

 

  • El sexo biológico como factor con profundo impacto en la determinación del estado de salud: de hecho, puede establecer la propensión diferencial a ciertos estados de salud o enfermedad, diferentes factores de riesgo o diferentes necesidades de tratamiento. De manera similar, el género también ejerce un efecto poderoso en la determinación del estado de salud: puede limitar diferentes tasas de exposición a ciertos riesgos, diferentes patrones en la búsqueda de tratamiento o impactos diferenciales de los determinantes sociales y económicos de la salud.

Las mujeres tienen una esperanza de vida máss alta que los hombres, pero estos años de más los viven con peor salud y con máss trastornos crónicos. Eso tiene un componente biológico y hormonal, pero también social por el rol que se les ha asignado. El hecho de que cobren un 25% menos, que tengan unas jornadas más precarias y que dediquen más horas o sean las únicas que realicen las tareas de cuidado del hogar, cuiden de los hijos/as y de las personas mayores tiene claras repercusiones en su estado de salud y en su medicalización.

Se constata la existencia de enfermedades de alta prevalencia femenina (endometriosis, fibromialgia, artrosis, lipedema, dolor pélvico crónico) que, sin embargo, se encuentran excluídas del Real Decreto 1971/1999 que contiene las causas de discapacidad legal. En consecuencia, con frecuencia, se deniegan prestaciones contributivas de incapacidad a mujeres con estas enfermedades

 

  • El enfoque de la interseccionalidad en este contexto se refiere a la existencia de una múltiple discriminación que afecta a las condiciones de vida de las mujeres, diversas en su condición y sujetas a diferentes circunstancias, y que actúan como agravante del desequilibro estructural de género.

En el caso de la discapacidad, las mujeres enfrentan barreras sociales y culturales que son obstáculos que son generadas durante el proceso de socialización y son obstáculo para su integración. Con frecuencia, muchos progenitores que optan por la protección, sin autonomía, incluyendo la capacidad de las mujeres para desarrollar su sexualidad y su opción de maternidad. Esta conducta también se percibe por parte del personal sociosanitario, quien la ejerce como resultado de sus prejuicios no elaborados dentro de su formación académica y debido a su propia perspectiva de género.

La etnia (mujeres gitanas), la condición de migrante (mujeres inmigrantes y refugiadas), los hábitos de conducta (consumo de sustancias tóxicas, tabaquismo, trastornos alimentarios), la edad, los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo, la violencia de género o la desigual asunción de roles en torno a los cuidados no profesionales son factores que condicionan la salud de las mujeres.Y la pobreza y la vulnerabilidad se suman a las barreras de género

 

  • El sesgo de género atraviesa y afecta a la asistencia sanitaria, en el plano de la atención proporcionada a las mujeres y en la medicalización del malestar biopsicosocial que afecta a muchas de ellas por su condición de género, mediante la producción comercial de medicamentos psicoactivos; y en la investigación médica que las invisibiliza/no prioriza como sujeto de investigación (infrarrepresentación en los ensayos clínicios, por ejemplo) e interpone barreras para su desarrollo como científicas.

 

Según este estudio, el sesgo de género en la atención sanitaria se caracteriza por:

  • Acceso distinto a los servicios sanitarios
    Paternalismo ginecológico, gestión comercializada de los partos por cesárea (superior al límite del 15% OMS) y violencia obstétrica.
  • Aplicación de los mismos procedimientos terapéuticos en hombres y mujeres para un problema de salud (del 'gender blind' al 'gender biased').
  • Diferencias en la demora y espera de la asistencia sanitaria.
  • Diferente prescripción y consumo de fármacos.

 

Propuestas para una sanidad integral, con enfoque interseccional de género

El estudio finaliza con un abultado apartado de recomendaciones que relaciona aspectos del trabajo de campo realizado sobre la experiencia de salud y de atención sanitaria de mujeres atendidas por entidades sociales, con las propuestas planteadas desde la Unión Europea al ámbito estatal. Entre las numerosas recomendaciones destacan:

  • Hacer un balance de las necesidades sanitarias específicas de las mujeres y los hombres y que se garantice la integración de una perspectiva de género en las políticas, programas e investigaciones en el ámbito de la salud, desde su desarrollo y diseño hasta la evaluación del impacto y el presupuesto.
  • Garantizar que las estrategias de prevención se destinan específicamente a las mujeres que corren riesgo de discriminación interseccional (mujeres romaníes, mujeres con discapacidad, mujeres lesbianas y bisexuales, migrantes y las refugiadas, mujeres que viven en situación de pobreza y las personas trans e intersexuales).
  • Reconocer la violencia de género y la violencia contra las mujeres como un problema de salud pública, que afecta directamente a la salud mental y el bienestar de las mujeres,
  • Incentivar programas que aborden las necesidades específicas de las mujeres por lo que respecta a enfermedades como la osteoporosis, los problemas musculoesqueléticos y las enfermedades del sistema nervioso central como el alzhéimer y/o demencia
  • Prestar más atención a las necesidades especiales de las mujeres diagnosticadas con el síndrome de fatiga crónica o fibromialgia, proporcionándoles servicios de asistencia sanitaria adecuados y de alta calidad.
  • Aumentar la financiación para fomentar la investigación sobre las causas y el posible tratamiento de la endometriosis y reconocer a esta como enfermedad incapacitante.
  • Adoptar medidas y asignar recursos suficientes para asegurar el acceso a la asistencia sanitaria y específicamente a la asistencia sanitaria mental -incluidos los centros de acogida para mujeres- para todas las mujeres, independientemente de su situación legal, posible discapacidad, orientación sexual, identidad de género, características sexuales, raza u origen étnico, edad o religión.
  • Asegurar el acceso pleno a una asistencia sanitaria física y mental de calidad para todas las mujeres refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes, en particular las niñas y mujeres vulnerables, como una cuestión de derechos humanos universales.
  • Garantizar el acceso gratuito a los servicios de salud de las mujeres desempleadas, de las mujeres del medio rural y de las mujeres pensionistas con ingresos bajos que no pueden financiarse su control y tratamiento médico.
  • Desarrollar un enfoque para la salud mental centrado en el ciclo de la vida, en el que todas las necesidades de los grupos de edad se aborden de forma coherente y exhaustiva, con énfasis en las niñas adolescentes y las mujeres mayores, que, de media, afirman tener un índice más bajo de satisfacción personal que los hombres de los mismos grupos de edad.
  • Garantizar a las mujeres que hayan dado a luz a un/a hijo/a con discapacidad o afectado/a por una enfermedad que amenace su vida un apoyo especial que incluya, principalmente, el acceso gratuito a cuidados pediátricos domiciliarios a largo plazo, cuidados paliativos pediátricos y ayuda psicológica especializada y de fácil acceso.
  • Enfocar la prostitución también como una cuestión de salud, con efectos perjudiciales en las personas que la ejercen (más probabilidades de sufrir traumas sexuales, físicos y mentales, adicciones a alcohol y drogas, pérdida del respeto por sí mismas y mayor índice de mortalidad que la población en general).
  • Terminar con la práctica discriminatoria continuada contra la representación de las mujeres en los ensayos clínicos y la investigación biomédica ya que pone en riesgo la vida y la salud de las mujeres y exigir que las etiquetas de los medicamentos indiquen claramente si se han realizado o no ensayos con mujeres y si los efectos secundarios pueden variar en función del sexo de la persona.
  • Solicitar a la Comisión Europea que incentive proyectos a escala de la Unión Europea que incidan en la forma en que se trata a las mujeres en la investigación clínica.

El estudio ha sido publicado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), Como organización, forma parte de la Plataforma Europea de Entidades Sociales (EAPN) (leiho berri batean irekitzen da), y lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en los países miembros de la Unión Europea con la aspiración de que las personas que sufren de pobreza y exclusión social puedan ejercer sus derechos y deberes, así como romper con su aislamiento y situación, situando ambas cuestiones en el centro de los debates políticos de la Unión Europea.

Si desea ampliar esta información, puede consultar el estudio 'Género y Pobreza: Determinantes sociales de la salud y el acceso a servicios sociosanitarios de las mujeres' (leiho berri batean irekitzen da) (EAPN-ES, 2020), elaborado por Graciela Malgesini.