Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Claves para prevenir la soledad no deseada en las personas mayores

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria.

Imagen de portada del informe 'Prevenir y aliviar la soledad de las personas mayores. El papel único del voluntariado en los procesos de acompañamiento'. Cáritas Española, 2021

Imagen de portada del informe 'Prevenir y aliviar la soledad de las personas mayores. El papel único del voluntariado en los procesos de acompañamiento'. Cáritas Española, 2021

Cáritas España (abre en nueva ventana) reflexiona sobre la vivencia de la soledad no deseada en las personas mayores y proporciona claves para su prevención e intervención a través del acompañamiento prestado por equipos de voluntariado.

Como primera aproximación al fenómeno de la soledad no deseada, el estudio realiza una definición de la soledad a partir de la distinción entre estar y sentir, entendiendo que estar solo/a, puede ser una elección personal buscada (e incluso, deseada en ocasiones); conviertiéndose en una experiencia positiva y satisfactoria. Sin embargo, en ciertas situaciones la soledad no es deseada por el individuo por lo que se convierte en un sentimiento negativo que causa malestar. Tal y como señala el informe, 'puede gustarnos más o menos estar solos o solas pero a nadie nos gusta sentirnos solos; el sentimiento de soledad es siempre una experiencia desagradable, incómoda y dolorosa que, curiosamente, puede darse incluso estando en compañía' (Cáritas España, 2021).

Entre los factores que influyen en el sentimiento de soledad, se señalan tres factores que explican en gran medida este hecho:

  1. La confluencia entre deseos y necesidades de relación: tiene que ver con la experiencia de la soledad como opción o como imposición. Es decir, si la vivencia parte de la decisión (voluntaria, libre y personal) de la persona de estar sola, o bien, si es vivida de forma obligada por falta de relaciones sociales o por ser estas débiles.
  1. La calidad de las relaciones sociales: al hilo de lo anterior, la tenencia de relaciones sociales o de compañía no agota las posibilidades de que la persona se sienta sola. De nada sirve tener personas alrededor si la relación con éstas no se basa en un vínculo de afecto, comprensión o confianza; o dicho de otro modo, si las relaciones que les vinculan carecen de calidad.
  1. La duración de la soledad: no es lo mismo saber que la soledad es una experiencia temporal por circunstancias laborales, vacacionales, etc. a que sea una vivencia permanente por circunstancias sobrevenidas (viudedad, falta de descendencia, de amistades, etc.).

Desde esta perspectiva, apunta el estudio, el sentimiento de soledad surge cuando se produce un desequilibrio entre las relaciones que tiene una persona y las que ansía tener. Si las relaciones sociales son menores que las esperadas, la persona se sentirá sola.

Este sentimiento se acentúa en el grupo de personas de edad avanzada ya que, si bien el sentimiento de soledad no es exclusivo de las personas mayores, el paso de los años propicia la aparición de determinadas circunstancias que sitúan a la persona ante una mayor vulnerabilidad ante la soledad no deseada. Entre estos factores pueden destacarse la llegada de la jubilación, el fallecimiento de la pareja o familiares próximos, la reducción o pérdida del círculo de amistades, el deterioro de la salud, los traslados de vivienda, las barreras arquitectónicas, los cambios producidos en el sistema de cuidados intrafamiliar, o la extendida creencia de que la soledad es algo inherente a la vejez.

Asimismo, numerosos estudios han constatado que la soledad no deseada daña la salud de quienes la padecen, con efectos en su salud física y psíquica (causando entre otros, efectos negativos en el sistema inmunitario, mayor prevalencia de problemas cardíacos, hipertensión, o mayor riesgo de sufrir depresión, deterioro cognitivo o problemas de consumo de adicciones, etc.); siendo de gran importancia de su prevención e intervención.

En este sentido, el Modelo de Acción Social (MAS) desarrollado por Cáritas se basa en el acompañamiento a las personas mayores que padecen situaciones de soledad no deseada como método de prevención y de contención de la misma. El modelo se basa en las siguientes premisas:

  • Fomento de las habilidades individuales y la autonomía personal, haciendo a la persona protagonista de su proceso, potenciando sus capacidades y estimulando su propia toma de decisiones y el establecimiento de metas.
  • Impulso de acciones significativas, orientadas a la inclusión de las personas mayores en la sociedad y al desarrollo de una vida plena y de calidad, en cualquier etapa del ciclo vital.
  • Enfoque comunitario y visión inclusiva e integradora, dirigida al establecimiento de vínculos en la comunidad y la participación social de las personas mayores.

Y para ello, se apoya en el voluntariado desde su papel de provisores de relaciones significativas, entendidas como relaciones libremente elegidas, no mediatizadas por fines económicos u otros y que provocan sentimientos de comprensión, confianza, amistad, etc. elementos claves para la protección frente a la soledad no deseada.

Asimismo, el acompañamiento, libre, comprometido y gratuito que ofrecen las personas voluntarias posibilita el desarrollo de un vínculo que no sólo genera relaciones de calidad si no que vincula a las personas con la comunidad, lo que contribuye a su inclusión en la sociedad.

Entre los aspectos que el MAS tiene en cuenta para realizar el acompañamiento a las personas mayores se encuentra el que el acompañamiento se realice siempre por una misma persona, que éste sea duradero (si la relación es fructífera), que las visitas sean frecuentes y periódicas, que el/la voluntaria sea del entorno comunitario, así como el que el o la voluntaria facilite la autonomía de la persona mayor.

El modelo también establece en qué consiste este acompañamiento y las tareas que no corresponden a la persona voluntaria e insiste en que el acompañamiento debe ser siempre subsidiario y complementario a la labor de otros agentes activos en la vida de la persona mayor (bien sea, familia, vecinos, servicios sociales, etc.)

Finalmente, el estudio señala una serie de cuestiones a considerar a la hora de poner en marcha el acompañamiento ofrecido a través de personas voluntarias, entre las que se encuentran la detección de necesidades en función de la situación de soledad que presente cada individuo, la identificación de agentes comunitarios y sociosanitarios que puedan participar en el proceso, la sensibilización y formación en el papel del voluntariado, la difusión del proyecto así como la evaluación y coordinación continua del mismo.

Si desea consultar el informe completo, pulse aquí (abre en nueva ventana).