Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

El dividendo de la longevidad: ¿salud igual a riqueza?

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Health equals wealth: The global longevity dividend (ILC, 2020)

Health equals wealth: The global longevity dividend (ILC, 2020)

El International Longevity Centre (ILC) publica un nuevo informe en el que se destacan las oportunidades sociales y económicas que acompañan a la longevidad y el envejecimiento demográfico frente a sus desventajas en los países del G20. Son las ventajas aportadas por el envejecimiento saludable lo que sus autores denominan el “dividendo de la longevidad”.

Partiendo de la consideración del impacto que el envejecimiento demográfico supone para las arcas públicas de muchos países -y la política defensiva generada en torno a sus costes-, este informe se centra en abordar las contribuciones que plantea la longevidad en términos sociales y económicos y cómo maximizarlas.

Para ello sus autores destacan la importancia de las contribuciones sociales y económicas de la población mayor de 65 año, que se constatan al comprobar que en la mayor parte de los países que integran el Grupo de los 20 (G-20: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea) este grupo poblacional es clave para el sustento tanto de sus economías como de determinadas dinámicas sociales ya que:

  • Se espera que la población de más de 50 años trabajando represente en 2025 el 40%, frente al 29% de la población activa que representaba en 2018.
  • Las vidas laborales se hacen más extensas, y se pronostica que las tasas de empleo de las personas entre 50 y 69 años aumenten del 57% (en 2017) al 65% (en 2035), situándose para entonces en unas cifras similares a las tasas de empleo de la población adulta más joven.
  • Se estima que para 2035 la población laboralmente activa de más de 50 años en la Unión Europea genere casi el 40% de las ganancias totales de las economías.
  • El incremento del gasto asumido por las personas mayores de 50 años supone el 22% del PIB en 2015) y el aumento del gasto de sus hogares se ha elevado un 9% en cinco años (de 2010 a 2015). Los niveles de consumo de esta cohorte aumentan en general en todos los países del G20, pero particularmente en aquellos con más rápido crecimiento de las tasas de empleo entre la población mayor de 50 años.
  • El mercado de consumidores/as evoluciona y refleja los gustos, y preferencias del sector de población más mayor que orienta sus gastos a vivienda y servicios públicos, salud, transporte, recreación y cultura, y bienes y servicios para el hogar.
  • Las contribuciones no remuneradas de las personas mayores (voluntariado, asunción de cuidados no profesionales, etc.) añaden valor a sus comunidades y colaboran en el mantenimiento de la economía formal. Se estima que el valor económico de las contribuciones no remuneradas al mercado por parte las personas mayores de 50 años en la U.E. y Turquía podría suponer hasta el 1,4% del PIB.

El potencial social y económico que ofrece la longevidad de la población se vincula estrechamente a las condiciones de salud de esta y su mayor barrera es la mala salud, que limita la participación social y económica de las personas mayores. En la Unión Europea se comprueba que las personas mayores con mejor salud (es decir, aquellas que tienen mejor cognición, se encuentran menos limitadas en sus actividades cotidianas y/o que manifiestan un estado saludable) tienen más probabilidades de trabajar, realizar voluntariado, asumir cuidados y realizar un mayor consumo de bienes y servicios.

Este documento indica que el gasto promedio de la población mayor de 65 años es superior en aquellos países en los que existe una mayor inversión en salud y, específicamente, en políticas de salud preventivas. En consecuencia, el dividendo de la longevidad se sustenta en la buena salud y los autores de este informe defienden las inversiones en prevención como un medio necesario para reducir el coste de los tratamientos y, a su vez, un modo de reforzar la economía. 

Se trata, de invertir en un envejecimiento saludable, promoviendo acciones preventivas que potencien vidas sanas de modo que las personas puedan permanecer activas en sus comunidades realizando labores de voluntariado, asumiendo cuidados informales, prolongando su vida laboral e invirtiendo el dinero en bienes y servicios que satisfagan sus necesidades.

Este informe concluye con una propuesta para la acción de los gobiernos (un New Deal) con el objetivo de que las economías del G20 se comprometan al desarrollo de estrategias para el envejecimiento que incluyan compromisos específicos respecto a cuatro grandes ejes y 12 líneas de actuación:

  1. Inversiones en salud y reconocimiento de su valor económico
  • Incremento del gasto para prevenir la mala salud en todas las edades, comprometiendo al menos el 6% del presupuesto para gasto en salud preventiva.
  • Abordaje de las desigualdades en salud para satisfacer las necesidades de los grupos desfavorecidos y que se priorice el gasto en salud en estas poblaciones y en todas sus edades.
  • Consideración de la salud y la inclusión a la hora de cuantificar el crecimiento económico (el Índice de Desarrollo Inclusivo, por ejemplo).
  1. Apoyo al empleo en un mundo cambiante y que envejece
  • Incentivar a empleadores/as y proveedores/as de tecnología para rediseñar la vida laboral, de forma que se respalde la productividad (en lugar de desplazar a trabajadores/as) e incentive a empleadores/as para que reduzcan las barreras al empleo de las personas mayores.
  • Apoyar y empoderar a todas las generaciones para que tengan una vida laboral satisfactoria y más prolongada, eliminando las barreras regulatorias (como la edad de jubilación obligatoria) e incentivando el apoyo a las personas para que trabajen durante más tiempo en roles flexibles.
  • Invertir en aprendizaje permanente 
  1. Desbloqueo de oportunidades para aprovechar el creciente poder de las personas mayores como consumidoras
  • Apoyar la economía de la salud y el cuidado, reconocimiento de su valor económico, de maneta que se invierta y desarrollen servicios de salud y atención con apoyos innovadores al tiempo que se asegura el apoyo a la prestación de cuidados formales en demanda creciente.
  • Apoyar a las empresas que prestan servicios a las personas mayores con el desarrollo de estrategias que faciliten la captación del mercado de consumidores que envejecen, animando a las empresas a reconocer oportunidades en todo el espectro de ingresos.
  • Reducir las barreras al gasto existentes en las comunidades locales mediante la asignación de fondos destinados a políticas de inclusión y accesibilidad.
  1. Reconocimiento y apoyo a las contribuciones no remuneradas de las personas mayores al desarrollo social y económico
  • Reconocer y medir las contribuciones informales e indirectas de forma que se calculen sus beneficios en términos sociales y económicos y se contemple el impacto de la salud en las contribuciones no remuneradas al tomar decisiones sobre la inversión en salud (como en los modelos de análisis de coste-beneficio).
  • Apoyar a los cuidadores mayores informales y a las/los abuelas/os involucrados, con el desarrollo de estrategias de apoyo.
  • Habilitar e incentivar el voluntariado en todas las edades, con estrategias que apoyen e incentiven el voluntariado, incluida la eliminación de las barreras a la participación, especialmente para los grupos desfavorecidos.

En definitiva, disfrutar del dividendo de la longevidad exige considerar los desafíos económicos derivados del envejecimiento demográfico y entender el impacto positivo que las personas mayores tienen para la economía y la sociedad en su conjunto, al tiempo que se precisan de inversiones en salud y en prevención de la enfermedad para aprovechar el poder transformador de la longevidad en nuestras sociedades.

El International Longevity Centre (Centro Internacional para la Longevidad) es un think tank británico integrado en una red de centros de investigación sobre longevidad. Es referente en el estudio del impacto de la longevidad y el envejecimiento, y sus expertas/os exploran soluciones de respuesta a los retos que estos fenómenos demográficos plantean.

Si desea ampliar esta información consulte el estudio "Salud igual a riqueza: el dividendo mundial de la longevidad" (Health equals wealth: The global longevity dividend, ILC: 2019).