Enfermedades neurológicas y trabajo social

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Imagen interior de la 'Guía práctica de trabajo social neurológico (Universidad de Castilla-La Mancha, 2022)'

Imagen interior de la 'Guía práctica de trabajo social neurológico (Universidad de Castilla-La Mancha, 2022)'

La Universidad de Castilla-La Mancha, ha publicado recientemente una guía práctica para dar a conocer el trabajo social que se desarrolla en torno a la persona que padece una enfermedad neurológica. Con un claro enfoque formativo y didáctico, la guía ofrece claves para comprender por qué es necesario el trabajo social neurológico, en qué consiste y cómo se aplica una intervención profesional especializada en este campo.

Las enfermedades neurológicas tienen una incidencia importante en nuestras sociedades que va en aumento en los últimos años. Según señala el estudio: 'La OMS estima que hay mil millones de personas con trastornos neurológicos (un 15% de la población mundial)'. Se trata de enfermedades que afectan al sistema nervioso y central que causan numerosos efectos incapacitantes que pueden producir discapacidades múltiples (cognitiva, física, sensorial, alteraciones del comportamiento, etc.); que, con frecuencia, se mantienen de manera permanente hasta el final de la vida.

Este tipo de enfermedades se caracterizan por tener importantes consecuencias en la salud de las personas que las padecen, con consecuencias también en el ámbito social, económico, laboral y/o educativo. Debido a las discapacidades que producen, la autonomía funcional de los/as pacientes se ve mermada por lo que se precisan cuidados a largo plazo.

Por todo ello, el papel del/a trabajador/a social en la atención neurológica es fundamental ya que brinda un apoyo integral al paciente y su familia. Tal y como se define en la guía, el Trabajo Social Neurológico (TSN), 'es la intervención social profesional con personas con enfermedad neurológica que se desarrolla mediante la utilización de un conjunto de métodos y procedimientos técnicos específicos del trabajo social, para lograr el acceso a la recuperación integral de la persona (funcional, social y laboral) en pacientes que son potencialmente recuperables, o para mantener el rendimiento funcional y contribuir a evitar o ralentizar el avance de la enfermedad en las personas que sufren procesos neurodegenerativos'.

En este sentido, las autoras de la guía hacen especial énfasis en la necesidad de formación específica para el abordaje de estos casos, que requiere conocimientos especializados de la enfermedad neurológica concreta que afecta al paciente y una intervención profesional especializada y adaptada. En este punto, se recoge que 'se trata de una intervención profesional que ha de adaptarse no solo a la situación individual, familiar y social de la persona, sino también a los efectos del diagnóstico y al pronóstico de éste. La intervención y funciones de la trabajadora social neurológica van a depender de la fase en la que se encuentre el paciente y su familia, así como del apoyo que requiera'.

En cuanto a los objetivos del TSN, se señalan cuatro objetivos estratégicos: prestar asistencia social a la persona y su familia (englobando la ayuda psicosocial, la información y orientación, el apoyo, acompañamiento, asesoramiento, etc.); la rehabilitación (entendiendo la recuperación de habilidades perdidas) e integración de la persona en su entorno, prevención (orientada a la reducción de problemas sociales o el agravamiento de los mismos) y accesibilidad (que contempla la eliminación de barreras que impidan el desarrollo de su proyecto vital).

El TNS variará en función del contexto en el que se aplique, pudiendo desarrollarse bien desde el ámbito de salud o bien desde el ámbito social o comunitario (servicios sociales y asociaciones de pacientes, respectivamente), pero en todo caso, exige una atención personalizada prestada por equipos multidisciplinares y una coordinación sociosanitaria entre todos los estamentos intervinientes.

En lo que respecta al proceso de intervención responde a un modelo asentado en acciones clave estructuradas en distintas fases de actuación. Concretamente, se distinguen las siguientes fases y acciones:

  1. Recepción y acogida. Como su propio nombre indica, en esta primera fase se busca informar a la trabajadora social que desarrolla sus funciones en el hospital, del ingreso de un/a paciente y el diagnóstico neurológico del mismo. Como medios se utiliza la interconsulta, el teléfono o las sesiones clínicas desarrolladas por el Servicio de Neurología. La atención social se inicia tras las 24-48 horas siguientes a la comunicación del caso. Se busca establecer una primera visita al/la paciente y localizar a la familia o personas de referencia de éste/a. La visita siempre se adaptará en función del daño y grado de comprensión del/la paciente. El objetivo es que la persona afectada conozca a la profesional que le va a acompañar y prestar asistencia social para su recuperación.
  1. Anamnesis social. En esta segunda fase, el trabajo del/la trabajador/a social se centra en la recogida de información acerca de la persona y su entorno, de su familia, de la unidad de convivencia, etc. Para ello, se realizan una serie de entrevistas con la persona, su familia, el equipo médico que le atiende, así como con otras organizaciones intervinientes; en las que se busca conocer el contexto y necesidades de la persona previas a la enfermedad, las producidas por la enfermedad y las previsibles en base al diagnóstico determinado.
  1. Diagnóstico social sanitario y valoración de TSN. A continuación, se trata de identificar los factores que inciden en la situación psicosocial del paciente y su familia. La valoración social, que se supedita a la afectación de la enfermedad y a la evolución de la misma en el paciente; se evalúa a partir de una serie de escalas validadas cuyos resultados permiten disponer de un diagnóstico social sanitario. Esta información se incorpora a la historia clínica del paciente 'como parte de la valoración multidisciplinar del alta hospitalaria y (…) queda registrada en el programa informático del hospital'.  
  1. Valoración multidisciplinar. Completada la valoración social sanitaria, se realiza una valoración conjunta con todos/as los/as profesionales intervinientes, que variará en función del tipo de enfermedad diagnosticada (ya sea a través de atención hospitalaria o ambulatoria). Se establecen reuniones de coordinación en las que se define el plan individualizado que incluirá 'el tratamiento rehabilitador integral que el paciente necesita'.
  1. Planificación del tratamiento rehabilitador al alta hospitalaria. En esta quinta fase se planifica el tratamiento que el/la paciente seguirá para su recuperación fuera del medio hospitalario buscando 'mantener y garantizar la continuidad de la atención sociosanitaria que se necesita'. Para ello, es imprescindible contar con el compromiso del/la paciente y su familia e identificar los recursos más idóneos para cada situación.                                                                                                                                                                                                                              
  2. Alta hospitalaria. El/La trabajador/a social neurológico/a será la encargada de la preparación del recurso al alta de manera ágil y de la prestación de los apoyos y ayudas técnicas que pueda requerir en función de la pérdida de autonomía.
  1. Seguimiento rehabilitador post-alta hospitalaria. El/La trabajador/a social neurológico/a realizará un seguimiento periódico con el/la paciente y su familia cada tres a seis meses desde el alta hospitalaria. Este seguimiento se mantendrá siempre que continue la permanencia en el recurso rehabilitador y/o, la aparición de otras necesidades sobrevenidas. La información obtenida a partir de este seguimiento permitirá, por un lado, re-evaluar y re-enfocar el plan rehabilitador multidisciplinar establecido al alta hospitalaria, y; por otro lado, garantizar la continuidad asistencial de dicho tratamiento. Para llevar a acabo este seguimiento se tomarán en consideración al/a la paciente, a su familia y a los/as profesionales sanitarios y comunitarios.
  1. Reinserción social y profesional del paciente. Finalmente, el resultado del seguimiento rehabilitador podrá comprobarse si la persona ha recuperado todas sus capacidades previas o presenta secuelas que no recuperará. El/La trabajador/a social neurológico/a emprenderá las actuaciones necesarias para facilitar la integración social de la persona, ya sea, proporcionando rehabilitación psicosocial, información para la reinserción laboral del paciente u, orientación para el reconocimiento legal de su incapacidad laboral.

Si desea consultar el informe completo, pulse en el siguiente enlace: 'Guía práctica de trabajo social neurológico (Universidad de Castilla-La Mancha, 2022)'.