Cuidados informales de larga duración en Europa

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

 Imagen libre. Anciano abrochando una cartera con ayuda de una mujer de mediana edad.

Imagen libre. Anciano abrochando una cartera con ayuda de una mujer de mediana edad.

La Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea, publicó a finales de 2021 un informe que bajo el título de 'Study on exploring the incidence and costs of informal long-term care in the EU', analiza la incidencia y los costes que acompañan a los cuidados informales de larga duración en los países de la Unión Europea.

Como punto de partida, el informe define el cuidado informal a largo plazo como 'el cuidado brindado a las personas que necesitan apoyo por invalidez o vejez'. En estos términos, se trata de un cuidado que se extiende al apoyo para las actividades de la vida diaria (bañarse, vestirse y comer), y, a las actividades instrumentales de la vida diaria (ayuda para realizar la compra, preparar comidas, o efectuar tareas de índole administrativo). En su definición, el informe señala que el cuidado informal debe ser ofrecido por una persona del entorno social de la persona receptora de cuidados, no contratada como cuidadora profesional, y que debe desempeñarse al menos, durante tres meses consecutivos. Es frecuente que dichos cuidados sean provistos por el círculo cercano de la persona, es decir, por algún miembro de la familia, por amistades cercanas o por la vecindad.

Tomando como referencia esta definición, el estudio ha cuantificado la cantidad de personas que brindan cuidados informales en la Unión Europea (en adelante UE). Según los datos disponibles, de media algo más del 14% de la población europea de entre 18 y 74 años proporciona cuidados informales semanalmente, lo que, en cifras absolutas, equivale a 52 millones de personas.

Un elemento importante a tener en cuenta en la prestación de apoyos a largo plazo es la intensidad de los cuidados ofrecidos. Así, el estudio señala que los cuidados informales son prestados en una media de 16 horas semanales. En el conjunto de países de la Unión, el 54% de los cuidados informales se proporcionan a baja intensidad (menos de 10 horas a la semana) y, únicamente, el 10% se prestan a partir de una ayuda intensa (de más de 40 horas por semana).

En relación a la combinación de cuidados formales e informales, si bien no necesariamente son elementos excluyentes, los datos apuntan a una tendencia mayoritaria hacia la utilización en exclusiva de los cuidados informales. En términos cuantitativos, tal y como recoge el informe 'solo el 10% de las personas que reciben cuidados combinan ambos cuidados -formal e informal-, y el 70% utiliza únicamente cuidado informal'.

A pesar de la importante proporción de personas que prestan cuidados de manera informal en la UE, la evidencia señala que dichos cuidados no llegan a todas las personas que lo necesitan. Si bien más de 7 millones de personas mayores de 65 años (en torno al 8% de la población de la UE), son receptoras de apoyos informales, las estadísticas indican que sólo el 20% de quienes necesitan estos cuidados, los reciben y, uno de cada dos (el 50%) señala que necesitaría más cuidados de los que recibe.

Analizando el perfil de las personas proveedoras de cuidados informales, no se aprecian marcadas diferencias en cuanto al nivel educativo y riesgo de pobreza en comparación con la población general; sin embargo, la diferencia es significativa al introducir la variable sexo. La mayoría de las/os cuidadoras/es informales (el 59%), son mujeres. Según se ha constatado en el estudio la probabilidad de prestar cuidados informales es mayor para las mujeres que en el caso de los hombres. El desequilibrio de género se acentúa más entre los 45 y los 65 años; donde el 23% de las mujeres brindan apoyos informales frente al 15% de los hombres. Por países miembros, es particularmente pronunciado en Bélgica y España, donde el porcentaje de mujeres de 45 a 64 años que prestan servicios informales cuidado se sitúa entre el 25 y el 30% frente al el 10 - 15% de los hombres de este grupo de edad.

España destaca también por ser el país que, junto con Italia, presenta un mayor desequilibrio de género en cuanto a la distribución de la carga de cuidados. Tal y como señala el informe 'las mujeres no solo brindan cuidados informales con más frecuencia que los hombres, sino que también brindan cuidados intensivos con más frecuencia cuidados informales'.

La desigualdad de género producida en torno a las tareas de cuidado afecta a la dedicación laboral de las mujeres. Según el informe, el grupo de mujeres comprendido entre los 45 y los 65 años es el que más probabilidades tiene de abandonar el trabajo para prestar cuidados informales; mientras que, en el grupo de mujeres más jóvenes, de 18 a 44 años, la tendencia es a reducirse el número de horas trabajadas. Comparativamente, las brechas de empleo más acusadas se producen en países que prestan con mayor intensidad cuidados informales; concretamente, en Irlanda y los países del Sur y del Este de Europa.

Todo ello repercute en el nivel de ingresos de las personas cuidadoras. De media, se estima que la pérdida de quienes dejan su trabajo para cuidar se sitúa en torno a 18 mil euros anuales. En el caso de las mujeres de entre 45 y 64 años, se estima que esta cifra puede alcanzar los 100 mil euros anuales para un periodo de cuidados estimado de seis años. Asimismo, esta pérdida de ingresos puede extenderse más allá del periodo dedicado a cuidar, es lo que el informe denomina, pérdida de ingresos futuros; entendiendo que se trata del 'porcentaje de los ingresos durante el período de cuidado que el/la cuidador/a informal habría ganado si tuviera un empleo completo'. E incide también en los derechos de pensión, con una reducción de estos que varía en función del número de años en que se ha interrumpido la actividad profesional.

En relación al gasto público, el informe ha estimado el valor de los cuidados informales en comparación con el gasto público dedicado a los cuidados formales y la conclusión, es que 'el valor de las horas de cuidado informal supera el costo del gasto público en cuidado formal'. El incremento de la demanda de las necesidades de cuidado y el consiguiente aumento del gasto público; junto con la pérdida de ingresos provenientes de impuestos de la renta y contribuciones de la seguridad social de las personas que dejan de trabajar para prestar cuidados informales, ejerce presión en los presupuestos públicos de los estados miembro. Estadísticamente, 'incluyendo ingresos perdidos estimados y el aumento de los gastos el impacto total estimado asciende al 1,05% del PIB de la UE (1.460 millones de euros en 2019)'.

Con todo, el informe señala algunas propuestas para tratar de mitigar la desigualdad de género en los cuidados informales o el impacto de la prestación de éstos en la atención intensiva. Entre las primeras, se propone diseñar incentivos que posibiliten un reconocimiento formal de los hombres en las tareas de cuidado informal e introducir cambios en las carreras profesionales que promuevan la corresponsabilidad. Entre las segundas, se propone intensificar los servicios de cuidados formales de manera que la prestación de los informales se convierta en una opción o, el acompañamiento y apoyo a las personas prestadoras de cuidados de alta intensidad (a través de servicios de respiro, apoyo económico y distribución de la carga mediante cuidados formales).

Si desea consultar el informe completo, pulse en el siguiente enlace: 'Study on exploring the incidence and costs of informal long-term care in the EU (Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, 2021)'.