La semana pasada asistimos al IV Forum de ciudades y territorios creativos en Málaga para defender nuestra candidatura al premio que concede España creativa a proyectos innovadores. Se trata de un proyecto de colaboración que estamos impulsando, en el marco del despliegue del Libro Blanco de Democracia y Participación ciudadana para Euskadi, la Asociación de derecho colaborativo de Euskadi, Innobasque y el Gobierno Vasco, con la finalidad última de fomentar un nuevo concepto de justicia, empoderando a las personas en la búsqueda de sus propias soluciones, e implantando en la sociedad métodos alternativos de resolución de conflictos a través de la práctica colaborativa /derecho colaborativo como herramienta de innovación y pacificación social. Esta iniciativa parte de la sociedad civil como propuesta transformadora e implica a la administración en sus tradicionales formas de hacer, desde distintos enfoques y ámbitos de trabajo.

Para su implantación en la administración vasca se está procediendo a generar capacidades a través de la formación en el método Harvard, a la experimentación a través de distintos proyectos pilotos y grupos de prácticas y a la elaboración de herramientas de difusión y vídeos que evidencian un modo distinto de prevención y resolución de conflictos en el ámbito de la gestión pública.

Es particularmente interesante el trabajo emprendido en el ámbito de la salud en la OSI de Alava. Dado que la salud no es ya entendida como la ausencia de enfermedad sino como un constructo mucho más complejo en el que se hace necesario contemplar otras esferas, diferentes a la biológica: la psicológica, la espiritual, la social y/o la biográfica, cuya finalidad es la mejora de la calidad de vida, el hasta ahora denominado "paciente" ha de adoptar un papel más activo en colaboración con los/las profesionales. La ausencia de estrategias que aborden esta nueva realidad puede ocasionar importantes desencuentros en la relación clínica, por lo que desde hace 4 años la sanidad vasca está trabajando en la atención centrada en el paciente con diversos proyectos piloto (dentro del proyecto IntegraSarea), alineados con el movimiento colaborativo  que ahora se está constituyendo en una fuente más de experimentación y aprendizaje.

Este proyecto en su conjunto fue defendido en el IV Foro de ciudades y territorios creativos por la presidenta de la ADCE, una representación del Gobierno Vasco y una paciente activa que está participando en su implantación. El trabajo emprendido generó mucha expectación y miembros del jurado mostraron su valoración positiva e interés en lo que transmitieron como un "proyecto lleno de ambición, innovación y rigor en su abordaje". La innovación social no tenía una modalidad específica de reconocimiento en la convocatoria y además fue la gran ausente, ya que prácticamente la totalidad de los proyectos presentados se circunscribían casi exclusivamente a la innovación en el ámbito urbanístico o del desarrollo económico, por lo que el ladrillo, el cemento, la brea, las transformaciones del entorno natural,  se constituyeron en los protagonistas de la innovación.

Ello hace, que una vez más, las intervenciones innovadoras que aporten soluciones nuevas a los problemas y necesidades sociales (productos, servicios y modelos) y simultáneamente creen nuevas relaciones de colaboración, esto es, aquellas que además de mejorar las condiciones del conjunto de la sociedad incrementen la capacidad de actuar de la sociedad, se hagan imprescindibles.

El proyecto ganador fue Lal la Buya, un proyecto de fomento de la economía social de la Ciudad autónoma de Melilla, de recuperación de artes, oficios y estéticas tradicionales, dirigido a mujeres con bajos recursos económicos.