Departamento de Salud / Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

Colectivos diana

La Atención Sociosanitaria en Euskadi es un sistema complejo que plantea la construcción de un espacio común de confluencia y coordinación para todas las instituciones que proveen servicios sanitarios y sociales en un sentido amplio e inclusivo. Adquiere sentido y organización en torno a las personas y, especialmente, en aquellos colectivos concretos que, por razones complejas y variadas, se ubican en este espacio como receptores de prestaciones.

Personas con trastorno mental

Las enfermedades psiquiátricas y las personas que las padecen presentan una serie de peculiaridades específicas dentro de la habitual dialéctica salud/ enfermedad. En primer lugar, la existencia de un estigma social, entendido como aquellos apriorismos individuales y sociales que derivan en una discriminación efectiva y afectiva de las personas con trastornos mentales, y que sitúa a las enfermedades psiquiátricas en la equivoca cercanía de las “enfermedades morales”. Esta situación se ha sustanciado históricamente en dispositivos específicos de tratamiento y alejamiento (hospitales psiquiátricos o manicomios) y en una cultura social temerosa y excluyente respecto a dicho colectivo. En el momento actual, aunque ha habido un esfuerzo importante de normalización, la presencia del estigma sigue siendo un factor decisivo en la toma de decisiones en el ámbito de la salud mental y de la sanidad. Por otra parte, los trastornos mentales graves (TMG) tienen un curso habitualmente crónico, que desarrolla un nivel de discapacidad funcional importante y que requiere recursos y dispositivos específicos que justifican un enfoque individualizado y exhaustivo. En la misma línea de estigma, cronicidad y especificidad, los trastornos adictivos, como trastornos mentales que son, comparten esta problemática ubicada plenamente en el común de las necesidades sociosanitarias propias de la salud mental. En Euskadi contamos con una estrategia de salud mental que describe y propone las acciones que tienen que ver con el desarrollo de la atención sociosanitaria y la coordinación inter e interinstitucional en nuestra comunidad. Riesgo de exclusión y desprotección.

Personas en riesgo de exclusión y desprotección

La exclusión social se entiende como un proceso social de pérdida de integración que es consecuencia no sólo de la falta de ingresos y el alejamiento del mercado de trabajo, sino también de un debilitamiento de los lazos sociales, de un descenso de la participación social y, por tanto, de una pérdida de derechos sociales. La situación de exclusión es un continuo que va desde los contextos denominados de riesgo hasta las circunstancias de alta exclusión caracterizadas por realidades extremas con las de sinhogarismo.

Esta situación actúa como un determinante de la salud relevante y debe ser contemplada como un factor a tener en cuenta dentro de un abordaje asistencial sociosanitario.

La desprotección se encuentra vinculada fundamentalmente a situaciones de especial vulnerabilidad, presentes de forma coyuntural, como en el caso de las situaciones de exclusión, o de forma estructural o evolutiva, como en el caso de las situaciones de dependencia, discapacidad, etc.

Por tanto, será una labor importante identificar estas situaciones en las que las personas están en riesgo de que sus derechos más fundamentales no sean respetados. De una forma explícita, estas personas, se agrupan en torno a colectivos bien caracterizados como son la mujeres víctimas de violencia de género, los niños y las niñas, y las personas mayores. Todas ellas deben ser contempladas dentro de un enfoque asistencial sociosanitario integral e individualizado.

Personas con discapacidad y/o en situación de dependencia

En la prestación de servicios en relación con la discapacidad, debe potenciarse al máximo la autonomía de las personas, tanto en el sentido de conservación y desarrollo de capacidades como de máximo control posible sobre la propia vida.

Asimismo, debe hacerse un esfuerzo por eliminar los obstáculos de todo tipo que configuran la distancia entre las capacidades consideradas normales en relación a las diversas. La eliminación de barreras físicas, la lucha contra el estigma, la integración laboral, etc. deben estar presentes en la formulación asistencial sociosanitaria.

La dependencia es un proceso dinámico, cambiante y multidimensional afectado por la interacción de factores físicos, emocionales, intelectuales, relacionales, sociales, jurídicos y económicos, entre otros.

Por ello existe una gran diversidad y heterogeneidad dentro de la población en situación de dependencia, en cuanto a su edad, causas de su situación, capacidades o las necesidades de apoyo que presentan.

En base a estos elementos es necesario un abordaje asistencial integral que contemple las situaciones más prevalentes que afectan a la dependencia, como es el caso de las enfermedades neurodegenerativas, junto con aquellos elementos relacionados con la habilitación de prestaciones y servicios a las personas en situación de dependencia, de acuerdo a los criterios sociosanitarios de simultaneidad, coordinación, estabilidad y continuidad de la atención

Niños y niñas con necesidades especiales

El desarrollo infantil es un proceso dinámico muy complejo en el que, sobre una base genética determinada, interactúan múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. La naturaleza multifacética de los trastornos del desarrollo infantil requiere un abordaje interdisciplinar especializado y debidamente coordinado entre los ámbitos sanitario, social y educativo.

 

Otros colectivos

La situación de final de vida es un evento que por su transcendencia vital se sustenta en un aparato asistencial complejo y básicamente sanitario, que desea preservar la dignidad de la persona y su calidad de vida. No obstante, el abordaje sociosanitario del final de vida debe complementarse con otros elementos de soporte social y espiritual.

La especial atención a determinados colectivos puede encontrarse determinada por la la falta de visibilidad de los mismos, a consecuencia de características como la escasa representación cuantitativa en el conjunto social, que conduce a una labor de representación casi individual frente a los poderes públicos, habitualmente con pobres resultados.

Por todo ello es necesaria una especial sensibilidad hacia colectivos con representación minoritaria como es el caso de las “Enfermedades raras” (EE.RR.) y que debe derivar en un abordaje integral de sus problemas, complejos y variados, de curso habitualmente crónico y con una deriva de necesidades sociosanitarias habitualmente no contempladas.

 

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