El Consejero Azpiazu inaugura la jornada: "La problemática de las pensiones: ¿qué hacer hoy?"

26 de noviembre de 2018

El Consejero Azpiazu inaugura la jornada: "La problemática de las pensiones: ¿qué hacer hoy?"

INAUGURACIÓN DE LA JORNADA

EL PROBLEMA DE LAS PENSIONES: ¿QUÉ HACER HOY?

Principales desafíos y soluciones

Bilbao. 26 de noviembre de 2018

 

Egunon guztioi. Buenos días a todas y todos

Este es el tercer año en el que tengo el gusto de participar en las jornadas que organiza regularmente la Federación de EPSVs. Y como en las anteriores tengo que empezar por agradecer sinceramente la labor que realiza la federación por la colaboración que supone a la difusión y consolidación de nuestra previsión social complementaria.

En el programa de hoy tenemos un panel en el que los diferentes partidos van a tener la oportunidad de exponer sus posiciones, y la ponencia de un gran experto como es José Antonio Herce.

A él quiero darle la bienvenida y mostrarle mi agradecimiento, porque colabora también con nuestro departamento como coordinador de un monográfico de la revista EKONOMIAZ sobre “Envejecimiento y cambios demográficos” que verá la luz el año próximo y que como pueden suponer tiene una indudable relación con el propio contenido de esta jornada.

Son muchas las cosas que han acontecido en el último año en el mundo de la seguridad social; pero no me quiero detener en comentar los problemas y las idas y vueltas de las medidas de política económica relativas al sistema público de pensiones, del que el profesor Herce hará sin duda un profundo análisis y que será por otra parte objeto de debate por los partidos.

Sólo quiero recordar que mientras desde una visión tecnocrática se decía sin sostenibilidad no hay suficiencia, todos sabíamos que cuando la suficiencia sufriera de manera persistente se iba a generar una gran insatisfacción. Y eso es lo que ha ocurrido.

Es preocupante el estado de gran insatisfacción con las pensiones públicas. Veo por un lado que al Gobierno Vasco se le pide que haga lo que no puede, ni debe hacer, y que olvide aquello que yo creo que es irrenunciable. Para explicarme quiero dejar por ello bien claras dos cuestiones capitales:  

1ª No es cometido del Gobierno Vasco abordar el problema de las pensiones del primer pilar. No tiene capacidad de regulación y no la tendría aunque asumiera la gestión del sistema en los términos en que lo indica el Estatuto.

2ª Sí es cometido del Gobierno la previsión social complementaria, su regulación, supervisión y promoción.

Respecto a la primera debo decir que el título de intervención de la Renta de Garantía de Ingresos va dirigido a proporcionar un mínimo vital a todo el mundo, incluidas las personas pasivas, en términos de absoluta equidad en las condiciones de acceso según su capacidad económica. Su finalidad no es, ni puede ser en ningún caso, la de garantizar un determinado nivel de las pensiones.

Respecto a la segunda, quiero decir claramente que la previsión social complementaria a través de las EPSVs es responsabilidad exclusiva del Gobierno, y que estimamos un deber inexcusable su promoción para sacarla del impasse en el que se encuentra.

También que su generalización no busca un desplazamiento del sistema público sino un reforzamiento del mismo, algo tan necesario hoy como cuando el Gobierno formuló su primer plan hace catorce años  o en los años ochenta cuando se inició su andadura.

En mi intervención de hace un año hice el siguiente diagnóstico. Entre los puntos fuertes citaba:

1)tenemos una regulación propia consolidada,

2) contamos con capacidad para definir los incentivos fiscales,

3) se ha desarrollado una experiencia significativa pero no suficiente en los sistemas de empleo;

4) existe un consenso básico entre todas las partes interesadas, de que siendo el primer pilar público el elemento fundamental, hay una necesidad de la generalización de la previsión complementaria a través del segundo pilar.

Y entre las dificultades anotaba las siguientes:

1) existe todavía un gran desconocimiento entre la ciudadanía sobre la finalidad y el funcionamiento de la PSC, que a menudo se asocia a un producto financiero con favorable tratamiento fiscal, y como un instrumento de privatización de las pensiones.

2) la  concentración de la negociación colectiva en salario y jornada, junto con la dificultad de mejoras retributivas, dificultan el desarrollo del sistema de empleo,

3) la capacidad de ahorro de amplios colectivos de rentas medias y bajas y en especial de los más jóvenes, es muy limitada por el gran impacto de la crisis,

4) los incentivos fiscales no han contribuido de la forma que hubiera sido deseable a la generalización del segundo pilar, que es el objetivo central.

Pues bien, tras un año de intenso trabajo y reuniones con todos los interlocutores en base a un documento de principios de actuación, yo matizaría algunos de los puntos anteriores.

Entre las fortalezas ahora creo que era demasiado optimista decir que existe un consenso básico entre todas las partes interesadas en generalizar el segundo pilar.

¿Por qué digo esto? Porque me parece que los valores actuales de los agentes sociales están lejos de ese paradigma. Desde la representación empresarial se pone el énfasis en el coste, algo entendible, pero además se llega a decir que no se echa de menos la PSC en las plataformas de negociación e incluso se reprocha por inoportuno el pretender introducirla.

Desde el ámbito sindical, en algunos casos, bajo una lente ideológica, se piensa que va en detrimento del sistema público, que se intenta privatizar las pensiones y en general se juzga que las malas condiciones salariales la hacen irreal.

Y por lo que se refiere a las dificultades antes citadas, acerca del punto cuarto relativo a fiscalidad hay seguramente visiones diferentes sobre si el actual statu quo fiscal precisa o no de grandes modificaciones.

No quiero parecer sarcástico pero ante la situación actual me siento tentado a sentenciar: Parecía que todos queríamos el cambio pero nadie está dispuesto a cambiar.

No necesito decir que si el sistema no se puede imponer, va de suyo que su promoción sólo puede descansar sobre dos palancas: un cambio de valores y un diseño adecuado de los incentivos.

Yo entiendo perfectamente las dificultades que exponen los empresarios. Como responsable del presupuesto de una organización, en la que el 43% de aproximadamente 10.000 millones de gasto real corresponde al capítulo de personal, no necesito que nadie me descubra la dificultad de un aumento salarial, que cuando es diferido rivaliza además con el salario actual.

En los momentos más duros de la crisis la PSC desapareció de las cuentas del Gobierno, mitad por una decisión voluntaria de ajuste y mitad por una norma estatal. No ha sido nada fácil, pero con la mejora de la economía hemos adoptado un firme compromiso con su recuperación y para el año final de la legislatura tendremos consolidado un nivel de aportación del 1,5%.

Como dicen los anglosajones walk the talk,  que los hechos sigan a las palabras, o como decimos nosotros “predicar con el ejemplo”. Y eso es lo que estamos haciendo tanto con la PSC como con la recuperación de los salarios, en cuya conveniencia tanto hemos insistido en estos dos años.

Por eso, aun entendiendo también la posición sindical en lo que respecta a las condiciones salariales, consideramos que ello no debe impedir que adopten una posición más activa en la introducción de la PSC en la negociación colectiva.

Se trata de dar pasos bajo un planteamiento realista y gradual al que invitamos a sumarse a las empresas desde la premisa de considerar la PSC como un valor importante para la sociedad y para la propia empresa.

Como digo, los valores son esenciales pero a ellos hay que sumar los incentivos y a este respecto la fiscalidad es esencial. En nuestro diagnóstico de las dificultades, como decía más arriba, apreciamos que la fiscalidad no ha sido todo lo eficaz que podría haber sido para promover la generalización de pensiones complementarias percibidas en forma de renta para salarios medios y bajos.

Esta apreciación debe ser tomada con toda naturalidad y no implica de ninguna forma una valoración negativa del pasado. Simplemente responde a que a medida que la política pública evoluciona y de que aprendemos con la experiencia la fiscalidad tiene que evolucionar con ella.

Estamos ultimando un borrador de propuesta fiscal que vamos a compartir en primer lugar con las Diputaciones Forales que son las competentes en materia tributaria. En el proceso de consultas sobre los principios del sistema de PSC dimos prioridad al sector y a los agentes sociales, pero ahora creemos que es de sentido común comenzar por las administraciones fiscales para a continuación recabar la opinión del resto de los agentes.

Por las razones expuestas no resulta posible ni oportuno desgranar aquí el contenido detallado de esa propuesta fiscal; pero sí quiero compartir algunos de los principios en los que se ha inspirado.

El objetivo central debe ser que esa palanca fiscal resulte decisiva para movilizar a toda la sociedad hacia el objetivo de la generalización. Eso quiere decir que tiene que ser un acicate para crear nuevos planes y para transformar los existentes hacia los de empleo preferentes. Pero también que debe abrir una posibilidad de apoyo para las personas que por las razones que sean quedan fuera de éstos.

Pues bien, entendemos que ello se puede lograr en base a los cuatro principios que formulo a continuación:

1º Como punto de partida se plantea establecer una analogía entre las contribuciones al sistema complementario de empleo preferente con las del sistema público, porque ambas responden a la misma finalidad. Naturalmente, habría que establecer un límite prefijado, pues las propias cotizaciones a la seguridad social están limitadas y también un límite conjunto que garantice la igualdad a todas las personas.

 2º Otra cosa bien distinta es el caso de algunos gastos fiscales como el resultante de la reducción del 40% en el caso de las percepciones de rescate en forma de capital. Creemos que el criterio debe ser restrictivo con este tipo de supuestos que no ayudan a la generalización y a la percepción en forma de renta.

3º Creemos que hay que incentivar a las empresas que soportan el coste de las contribuciones empresariales a los planes de empleo preferentes.

4º Además de lo anterior, se deben contemplar otras medidas de deducciones para las personas trabajadoras que se incorporan a planes preferentes y para aquellos otros planes que no lo sean, esto es para aquellos de empleo o individuales, a efectos de que nadie quede fuera de la PSC.

Se trata como se ve de un planteamiento general y absolutamente flexible que debe ser objeto de discusión. Pero atención porque es imprescindible servir de verdad al objetivo central. Lo contrario supondría una  pérdida en términos de equidad y bienestar para toda la sociedad vasca.

Y como ya tengo que terminar, me gustaría hacerlo recordando la figura del recientemente fallecido Jon Aldekoa, un profesional de la economía con el que estamos en deuda por su gran contribución al desarrollo de la PSC en Euskadi. Desde aquí quiero expresar nuestro agradecimiento póstumo por la labor que desempeñó en lo largo de su carrera.

El aplauso protocolario que cierra mi intervención me gustaría que fuera dirigido a él como pequeño homenaje a su figura.

Eskerrik asko

Pedro Mª Azpiazu Uriarte

Consejero de Hacienda y Economía del Gobierno Vasco