Recorrido: Muskiz, Sopuerta, Balmaseda, Zalla, Güeñes.
El paraje natural ha sabido salvaguardar la riqueza del lugar.
Sus límites con Burgos, Alava y Cantabria la han convertido en una encrucijada de caminos durante siglos. La rica historia de las Encartaciones ha dejado tras de si un variado patrimonio como herencia de su pasado.
Nos encontramos caminos que atraviesan valles, ríos, cuevas, prados y como no, minas de hierro de gran calidad que favorecieron el establecimiento de ferrerías como la de Bolumburu y sobre todo la del Pobal, donde aun hoy en día toda la maquinaria se pone en marcha para mostrar tan ancestral labor.
En Sopuerta, el museo de la Casa de Juntas de Avellaneda recupera el viejo caserón renacentista donde se debatían los asuntos referidos a los pueblos encartados y nos lleva de la mano a través de su historia y sus costumbres.
Balmaseda, capital de Las Encartaciones, conserva magníficas casas palacio, plazas, iglesias y conventos que cobijaron a comerciantes, aventureros y peregrinos.