Un estudio becado por Emakunde analiza la experiencia de las mujeres en los procesos de detención policial

16 de enero de 2018

  • Concluye que el hecho de ser espacios altamente masculinizados  intensifica su vulnerabilidad y considera esencial aplicar la mirada de género 
  • Recomienda realizar una reflexión en torno a la imputación de mujeres en contextos de violencia de género por lo que puede suponer de doble victimización
  • Se ratifica que los delitos cometidos por mujeres son minoría (10.9%) y que la mayoría  son menos graves que los de los hombres y sin emplear violencia

 

La investigación presentada hoy, “Experiencia de la detención policial  en las mujeres de la Comunidad Autónoma del País Vasco”, realizada por Lohitzune Zuloaga, Estibaliz de Miguel y Miren Ortubay,y becada por Emakunde, analiza, desde una perspectiva de género, la experiencia de la detención policial a mujeres en la CAE durante el periodo 2011-2016. El objetivo ha sido conocer la dimensión y características del fenómeno, prestando especial interés a la vivencia de las mujeres que pasan como acusadas de cometer infracciones por las comisarías de policía de nuestro territorio.

Los principales resultados evidencian diferencias de género en el volumen de mujeres que configuran las estadísticas policiales, en el tipo de delitos que cometen y las consecuencias que tienen, en la experiencia personal de la detención en cuanto a la emociones y preocupaciones que viven, y en las necesidades que tienen y en cómo la institución policial las identifica y resuelve.

 

 

A pesar de que el volumen total de mujeres acusadas de cometer alguna infracción ha aumentado en los últimos años, su presencia sigue siendo minoritaria al lado de los hombres: una media del 10,9% de mujeres frente a un 89,1% de hombres. Las mujeres cometen delitos menos graves y no suelen emplear la violencia. El análisis de la evolución en las cifras evidencia, además, que el delito contra el patrimonio es el tipo de infracción principal en la mitad de los casos, constituyendo los hurtos tres cuartas partes de los delitos de esta categoría. El perfil identificado muestra que se trata de mujeres que habitualmente proceden de contextos de exclusión y marginalización social.

Espacios altamente masculinizados

Por otro lado, el estudio aprecia que la condición de mujer en espacios altamente masculinizados como las comisarías contribuye a intensificar su vulnerabilidad. En una cultura policial y penal donde se prima el trato «neutral y objetivo», tiende a pasar desapercibido el impacto negativo de estas condiciones socioculturales y de género sobre las mujeres detenidas. La siempre difícil experiencia de la detención contiene algunas cuestiones relevantes a tener en cuenta en el caso de las mujeres, tanto en la vivencia subjetiva (experiencia más intensa del miedo y la estigmatización, y mayor preocupación por los hijos e hijas), como en la interacción con una institución masculina con respecto a elementos como el aseo y la higiene, vivencia del cuerpo, etc.

Las imputaciones o detenciones por violencia en el ámbito familiar constituyen la tercera categoría de delitos presente en las estadísticas de la Ertzaintza, con un 14% de las imputaciones o detenciones a mujeres. A la vista de los indicios, se trata  de lo que se ha venido a llamar “denuncias cruzadas” que, generalmente acaban con él como detenido y ella como imputada. La respuesta policial suele guiarse por criterios de pretendida «objetividad y neutralidad», de manera que, si se encuentran indicios de que ambas partes han mostrado agresividad, ambas son imputadas. Este criterio, según destacan las investigadoras,  ignora realidades como la violencia defensiva o la diferente intensidad de la agresión.

Por otra parte, el estudio revela que la detención suele ser un momento delicado para personas extranjeras en situación irregular, principalmente porque suelen converger el miedo a la expulsión y el desconocimiento de la lengua autóctona y del propio proceso penal.

La investigación ha recopilado buenas prácticas que se están llevando a cabo hoy en día, y de manera general se pone de manifiesto el cumplimiento básico de los derechos formales si bien propone, asimismo, medidas concretas de mejora de la práctica policial. De manera general, se recomienda atender a cuatro aspectos.

  • Una formación en perspectiva de género que permita entender la experiencia de las mujeres en los procesos de detención policial y de contacto con el cuerpo de policía
  • Una perspectiva interseccional que posibilite el cuestionamiento de presupuestos de raciocinio y actuación policial que incurren en sesgos clasistas, racistas y etnocéntricos, algo que no es exclusivo de las instituciones penales, ya que permean a la sociedad en su conjunto
  • Una revisión de los valores de objetividad, neutralidad e imparcialidad cuando resultan ser obstáculos de cara a articular un trato adecuado a las circunstancias de la ciudadanía, al entender que un trato equitativo pasa por considerar las desigualdades sociales que afectan a las personas.
  • Una reflexión en profundidad del problema de las imputaciones contra las mujeres en el contexto de un conflicto de pareja o de violencia de género, con el objetivo de evitar su doble victimización y de frenar posibles usos perniciosos del sistema penal por parte de hombres maltratadores.